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Entrevista:

"La buena relación entre España y Cataluña pasa por el PSOE y CiU"

Artur Mas asegura que el "buen rollo" que existe con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no debe limitarse al plano personal, sino que debe facilitar una mejora de las relaciones de Cataluña con el conjunto de España, deterioradas por la redacción del Estatuto catalán.

Pregunta. El Estatuto que aprobó el jueves el Congreso ¿es el mejor para Cataluña?

Respuesta. Es el mejor posible pero no el último. Evidentemente, no es para cuatro días pero debe tener un carácter de permanencia, si bien en algún momento requerirá alguna modificación puntual. Este Estatuto confiere un marco de estabilidad importante porque todo lo fundamental está incluido en el texto.

P. ¿Minimiza los recortes que el texto ha sufrido durante su trámite en el Congreso?

"En CiU preferimos a Maragall como candidato. Es un presidente amortizado. Y estoy haciendo un juicio suave y generoso"
"Para incorporarnos al Gobierno deben darse condiciones. El Estatuto ha de salir bien, y para aplicarlo lo mejor es que CiU esté en la cocina"
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Zapatero afirma que la izquierda no puede votar contra el Estatuto en el referéndum

R. No. Estoy haciendo un acto de realismo y de patriotismo. De realismo porque un Estatuto es el resultado de un pacto entre dos parlamentos. Y si uno tiene aspiraciones el otro puede tener limitaciones y el acuerdo es el punto de encuentro entre ambos. Y de patriotismo, porque decir no a un avance muy sustancial del autogobierno es ir en contra de los intereses de Cataluña.

P. ¿Quién ha cedido más en las negociaciones?

R. Si me fijara en la posición inicial del PSOE, aseguraría que han cedido más los socialistas. Pero si me fijara en la posición de Zapatero, que no coincidía plenamente con la del PSOE, pues el resultado ha sido más equilibrado.

P. El texto del Parlament levantó muchas expectativas entre los sectores más nacionalistas. CiU fue coprotagonista de esas expectativas. Ahora les queda una tarea titánica para convencerles de las bondades de este estatuto.

R. Las encuestas muestran que los ciudadanos tienen un profundo desconocimiento de los contenidos del Estatuto. Por tanto, hay que dedicarse a explicarlos, sin inventar nada, sin exagerar. Sólo con eso ganaremos muchos adeptos y, al tiempo, el referéndum. El 30 de septiembre de 2005 [fecha de la aprobación por la Cámara catalana] y el 30 de marzo pasado no son una victoria y una derrota, respectivamente, sino dos victorias. La primera porque el Parlament fijó un proyecto de futuro para Cataluña. La segunda porque hemos conseguido una parte muy sustancial de lo que pretendíamos sin renunciar al horizonte final. Alguien puede pensar que todo esto supone una ruptura, pero creo que al final Cataluña actuará como un país maduro y entenderá que lo que sustituimos es el Estatuto de 1979. El aprobado el 30 de septiembre no es un Estatuto definitivo, porque no se votó en las Cortes ni fue refrendado.

P. Vistos los resultados y la ola de catalanofobia consiguiente, ¿valía la pena todo este proceso?

R. Por supuesto, no había otro medio de hacerlo. Por eso quien pida o vote no en el referéndum le está diciendo a Cataluña que nos quedemos con el Estatuto de 1979, cuando todos coincidimos en que ha quedado obsoleto. Decir no significa renunciar a mayor autogobierno, a una mejor financiación y a establecer una relación bilateral con el Gobierno. La buena combinación de la razón y los sentimientos nos va a llevar a la victoria, sobre todo si el Gobierno catalán no se dedica a hacer el indio como hasta ahora respecto al Estatuto.

P. Un apoyo en el referéndum menor al obtenido en el de 1979 -ligeramente inferior al 60%- ¿sería un fracaso?

R. Una participación menor al 50% dejaría cojo el proceso.

P. ¿Cree como su socio Josep Antoni Duran que durante la negociación del Estatuto en Cataluña hubo demasiado tacticismo, incluida CiU, al querer aparecer más nacionalista que Esquerra?

R. No. CiU no jugó tácticamente la carta del Estatuto. Y yo tampoco. Teníamos claro que en Cataluña no debíamos autoimponernos recortes porque ya llegarían en el trámite en las Cortes. Pusimos sobre la mesa la máxima ambición nacional para Cataluña. Conseguimos algo de un valor incalculable: el voto del PSC a un Estatuto muy ambicioso. Seguramente sin ganas e ilusión. Pero perdurable para el proyecto nacional de Cataluña.

P. ¿Así que este Estatuto no es la estación final?

R. Por supuesto que no. Pero nos comprometemos a no poner de inmediato sobre la mesa nuevas reivindicaciones. Primero hay que desarrollar y aplicar a fondo este Estatuto. CiU actuará de manera leal y responsable siempre y cuando no se produzca ninguna deslealtad por parte del Gobierno español. Eso sería motivo de revisión inmediata y de ruptura del pacto. La aplicación del Estatuto requiere lealtad por ambas partes. Y si somos capaces de exprimir todas las potencialidades del texto, tendremos Estatuto para muchos años.

P. ¿Cree que José Luis Rodríguez Zapatero ha cumplido su compromiso de aprobar el Estatuto que saliese del Parlament?

R. No. Él no ha cumplido su promesa inicial, pero ha sido el gran impulsor del Estatuto en España y por tanto su coraje y convicción compensan ese incumplimiento. Si el Estatuto ha salido adelante por parte del Estado, el principal mérito es de Zapatero. Y lo digo porque creo que en algún momento ha estado muy solo. Quien no entienda esto no entiende nada. Zapatero cedió bastante y ha hecho mover al PSOE de su posición original.

P. ¿Lo de Zapatero y usted es amor de verdad o matrimonio de conveniencia?

R. Ni una cosa ni la otra. Es buen rollo y afecto.

P. ¿Usted y Zapatero comparten la idea de que Maragall no debe repetir como candidato?

R. De lo que opine Zapatero no puedo sacar una conclusión. Pero en el PSOE es un secreto a voces que preferirían otro candidato. En CiU preferimos a Maragall. Es un presidente amortizado. Y estoy haciendo un juicio suave y generoso.

P. ¿Ve margen para incorporar a ERC al pacto?

R. Muy poco, sólo respecto al aeropuerto, pero ERC ya ha dicho que es insuficiente. Los dirigentes de Esquerra se han metido en un pozo del que no saben cómo salir.

ERC tendrá que hacer una pirueta de 180 grados. Tal como ha conducido las cosas puede tener una auténtica revolución interna si se le ocurre pasar del no al . Este Gobierno no puede presentarse dividido al referéndum. Yo, al menos no tendría cara para hacerlo. Maragall ha de jugarse el tipo y pensar menos en él, en el puesto y en el tripartito y más en Cataluña. Hay una cosa que se llama dignidad personal e institucional.

P. El acuerdo sobre el Estatuto ¿abre un nueva etapa de relaciones con el PSOE?

R. El Estatuto no lo firmamos para ayudar a Zapatero, sino en beneficio de Cataluña. Pero no nos parece mal si una de las consecuencias es haber ayudado a Zapatero porque la buena relación entre Cataluña y España pasa por PSOE y CiU. Para incorporarnos al Gobierno en el futuro deben cumplirse tres condiciones. La primera, que el Estatuto salga bien y para aplicarlo lo mejor es que CiU también esté en la cocina. Segunda, que CiU gobierne en Cataluña, esto es, que se respete el veredicto de las urnas y que gobierne quien gane las elecciones. Y tercera, que haya un pacto en política económica y social.

P. ¿Qué le parece la polémica sobre el cobro de cuotas por parte de ERC a los cargos de confianza del Gobierno?

R. Absolutamente impresentable. No es una cuestión de financiación sino una actitud brutal de sectarismo y de creerse que los departamentos no son de la Generalitat sino del partido.Artur Mas i Gavarró / Presidente de Convergència i Unió (CiU)

Artur Mas, en la terraza de la sede de Convergència, en Barcelona.
Artur Mas, en la terraza de la sede de Convergència, en Barcelona.CARMEN SECANELLA

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