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EE UU debate cómo legalizar a 12 millones de inmigrantes

El proyecto de regularización apoyado por Bush divide a los republicanos en el Senado

El Senado abrió ayer el importante y emocional debate sobre la reforma de la inmigración con un proyecto de ley osado, en clara contradicción con el aprobado por la Cámara de Representantes y que refleja el enfrentamiento que los republicanos tienen sobre el asunto. El proyecto revoluciona la ley, al proponer un programa de visados temporales y facilitar una vía para que los 12 millones de indocumentados puedan legalizar su situación.

El Comité de Asuntos Jurídicos del Senado apuró hasta el último minuto para lanzar el proyecto, que pasó con 12 votos a favor y 6 en contra; la división republicana -sólo 4 senadores de 10 lo apoyaron- volverá a manifestarse en el pleno. Hay congresistas que han hecho de la dureza sobre la inmigración su programa de campaña para las elecciones de noviembre, con lo que la reforma se ha convertido en otro pulso para Bush, que dijo el lunes: "Nadie puede decir que los inmigrantes amenazan la identidad de EE UU, porque son los inmigrantes los que han dado forma a esa identidad americana". El presidente, que conecta en este caso con los moderados y buena parte de los empresarios y otros grupos -a pesar de las complicaciones históricas de los visados temporales- se juega mucho en la partida, y ayer se mostró listo para la pelea: "Que nadie me subestime", avisó a los suyos, crecidos después del revolcón que le dieron con los puertos de Dubai.

El proyecto aprobado por el Comité se basa en el plan de John McCain -aspirante a la candidatura republicana de 2008- y el demócrata Ted Kennedy. Sus puntos básicos son:

- La ley permitiría a millones de indocumentados solicitar visados temporales de seis años, a condición de que tengan trabajo, paguen una multa por haber violado la ley, coticen impuestos con carácter retroactivo y se pongan a estudiar inglés. Los aspirantes, que se ponen a la cola de los tres millones de peticiones legales que hay, podrían tramitar la residencia permanente mientras disfrutan del visado temporal.

Se ofrecerían 400.000 nuevos visados al año a personas que quieren venir a trabajar y que también podrían aspirar a la ciudadanía

- Se pondría en marcha un programa especial de 1,5 millones de visados temporales para trabajadores del campo.

- En contra de lo aprobado por la Cámara, ser indocumentado en EE UU no será un delito; seguiría siendo una falta. Tampoco incurrirían en delito los grupos humanitarios que ayudan a los sin papeles.

- Se duplicaría el número de agentes de la Patrulla Fronteriza hasta más de 20.000 y se reforzarían las medidas de seguridad en la frontera.

Si este proyecto fuera aprobado por el Senado -y es de esperar que haya modificaciones en el debate-, se abrirá otra complicada fase, la de conciliar lo irreconciliable: el texto de la Cámara aprobado -con votos republicanos y demócratas- en diciembre no prevé ninguna medida de visados temporales, porque lo ve como una amnistía encubierta; propone ampliar en más de mil kilómetros las vallas en la frontera y reforzar los sensores infrarrojos y las cámaras; hace de los indocumentados delincuentes, y castiga a los empresarios que contraten a ilegales.

Por otro lado, el presidente mexicano, Vicente Fox, calificó de paso muy importante la aprobación de una enmienda del Comité Judicial del Senado de Estados Unidos que permitiría la legalización de 12 millones de inmigrantes indocumentados, informa Francesc Relea desde México. Fox señaló que "es un primer paso" en la regularización de los flujos migratorios, pero precisó que todavía falta mucho en la discusión legislativa y, por tanto, mucho camino por recorrer.

Tras advertir de que el asunto migratorio es estratégico para México y EE UU, declaró: "Será un gran triunfo para quienes creemos que la migración es un tema positivo para las naciones. Además, contribuye, en este caso particularmente con EE UU, a la seguridad".

Un manifestante es inmovilizado por un policía durante una protesta contra la ley de inmigración en San Diego.
Un manifestante es inmovilizado por un policía durante una protesta contra la ley de inmigración en San Diego.AP

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