Una leona
El que Dee Dee Bridgewater no hubiera cantado en Madrid hasta el pasado domingo constituye uno de esos raros fenómenos que no tiene explicación. Tanto es así que algunos no se lo creyeron hasta verla aparecer bajando por las escaleras del escenario al estilo contorneante de las vedettes de primera línea. De la misma forma, y tras dar las gracias a la humanidad por estar donde estaba, se arrancó a cantar las melodías con denominación de origen que se incluyen en su álbum J'ai deux amours. La fórmula -"jazz + chanson + lo que se tercie"- dividió al burladero entre los que sí y los que no, que "ésta no es mi Dee Dee, que me la han cambiado". Entiéndase que la Bridgewater, mujer de carácter, no es lo que otros quieren que sea, sino lo que ella quiere hacer de sí misma. Y ocurre que lo que quiere ahora es cantar estas canciones tan hermosas utilizando unos arreglos prêt-à-porter que la acercan a la canción estándar alejándola del jazz. Las canta estupendamente porque es imposible que Dee Dee cante mal, ni aun queriendo. Luego está su descaro, tan Josephine Baker. Terminó con La Vie en Rose convertida en We will rock you, de los Queen, y el personal dando palmas a compás.
Burton & Galliano; D. D. Bridgewater
Gary Burton: vibráfono; Richard Galliano: acordeón; James Genus: contrabajo; Clarence Penn: batería. Dee Dee Bridgewater: voz; Marc Berthoumieux: acordeón; Louis Winsberg: guitarra; Ira Coleman: contrabajo; Minino Garay: batería y percusión. 26 de marzo. Teatro Real, Madrid.
Antes que ella, Galliano y Burton tocaron a J. S. Bach como si fuera Piazzolla y a Bill Evans como si fuera J. S. Bach. Dos intérpretes extraordinarios con una única carencia. Lo llaman swing, jondura, estaño (en Argentina)...
Babelia
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