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Reportaje:

Un paso más hacia la integración

Cuatro niños autistas van a clase a un aula adaptada a sus necesidades en un colegio de Granada

Reyes Rincón

Pedro está aprendiendo a hacer pipí en el váter. Va cada 15 minutos. Cuando vuelve al aula, acude directo a un tablón en el que hay una foto de un váter y un dibujo de un pantalón. Pedro, un niño autista de ocho años, lleva en la mano una tarjetita y la pega junto a la foto o junto al dibujo, según cómo haya ido la excursión al baño. Si ha ido bien y la tarjetita se suma a las que ya hay al lado de la foto, que hoy ganan por mucho, Pedro puede elegir qué hacer en los próximos 15 minutos. Se va sin dudarlo a un trapo al que nunca se cansa de sacarle los hilos. Se sienta en su silla y se le agranda la sonrisa jugando a deshilachar la tela.

El método para enseñar a Pedro a ir al baño recibió elogios de Martha Snell, catedrática de la Universidad de Virginia, en Estados Unidos, que ha impulsado un enfoque novedoso para modificar los problemas de conducta en personas con trastornos del desarrollo. Snell estuvo la semana pasada en Motril (Granada) como invitada de las III Jornadas de Intercambio de Prácticas Educativas en los Centros de Educación Especial de Andalucía. Además de escuchar las experiencias de los educadores, la catedrática estadounidense quiso conocer algún caso práctico de la zona.

Snell visitó el instituto Laurel de la Reina, en la Zubia, y el colegio público Vicente Aleixandre de Granada, donde Pedro y otros tres niños autistas reciben clase en un aula especial. Algunas actividades como el recreo, el comedor y las clases de psicomotricidad las comparten con el resto de alumnos del centro. "Lo bueno de estas aulas es que garantizan la especialización del profesorado y los medios, pero el pasillo es común con los demás", cuenta el director del centro.

En la clase de autismo casi todo se explica con fotografías y dibujos. Nada más llegar por la mañana, los niños van a la pared, en la que hay una foto de cada uno de ellos. Despega la suya de un dibujo con una casa y la pega en una imagen del colegio. Ya están en clase. Ahora hay que recordar qué toca hacer hoy. Para eso, las profesoras les señalan el día de la semana y despliegan las imágenes de las actividades correspondientes. Hoy es martes: trabajo en la mesa, desayuno, recreo, ir a hacer la compra, comer, lavar los platos, relajarse y a casa.

A Martha Snell le sorprende, sobre todo, lo de ir a hacer la compra, una actividad que los niños realizan en un supermercado que hay frente al colegio. "Cada uno lleva una foto de lo que tiene que comprar. Lo coge, lo paga y luego nos lo comemos. Hacemos zumos, muchas tartas...", explica Carolina, la profesora de la clase de autismo, que cuenta con la ayuda de una educadora y otra profesora de apoyo para uno de los niños. "Para los niños autistas el problema es la especialización y la socialización con el medio. No vale de nada aprender algo en el aula si luego no lo practican fuera", explica uno de los orientadores que acompañó a Snell en su visita.

La mayoría del material escolar con el que trabajan los cuatro niños lo ha hecho Carolina, de 28 años. "Tengo siempre la cámara preparada para hacerle fotos a todo", cuenta. Empezó a trabajar de maestra hace siete años y el curso pasado solicitó la plaza de profesora de este aula de niños autistas, una de las tres existentes en la provincia de Granada en la que los niños con necesidades educativas especiales acuden a una clase específica pero dentro de un colegio ordinario, un paso más en la integración respecto a los centros destinados sólo a educación especial. Carolina consiguió la plaza tras un proceso de selección y ya tiene decidido pedir una prórroga de un año más para no separarse de sus alumnos el próximo curso.

Atención a la diversidad

En Andalucía hay escolarizados 25.025 niños con necesidades educativas especiales. La mayoría de ellos (21.086) acuden a aulas ordinarias en centros públicos y concertados donde, los que lo necesitan, reciben a tiempo parcial el apoyo de un profesor especializado en pedagogía terapéutica. Los niños con discapacidades más severas (3.539), aprenden en aulas específicas, pero integradas si es posible en centros ordinarios.

"La tendencia es hacia la integración. Sólo excepcionalmente se opta por centros específicos", explica José María Pérez, jefe del servicio de Orientación Educativa y Atención a la Diversidad de la Junta.

"La base de nuestro sistema educativo es la atención a la diversidad. Ya no se concibe que niños con necesidades especiales no vayan al colegio, todos están escolarizados", explica Pérez.

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Sobre la firma

Reyes Rincón
Redactora que cubre la información del Tribunal Supremo, el CGPJ y otras áreas de la justicia. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local en Sevilla, corresponsal en Granada y se ha ocupado de diversas carteras sociales. Es licenciada en Periodismo y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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