Rusia niega haber suministrado información a Sadam sobre el Ejército de EE UU durante la invasión de 2003
El Servicio de Inteligencia Exterior ruso negó ayer haber suministrado información al régimen de Sadam Husein sobre los movimientos del Ejército estadounidense durante la invasión de Irak, en marzo de 2003. "Ya hemos recibido acusaciones similares y sin fundamento. No creo que sea necesario comentarlas siquiera", aseguró en Moscú el portavoz de Inteligencia Exterior, Borís Labusov.
Según un informe desclasificado del Pentágono, dado a conocer el viernes, los rusos pasaron información sobre movimientos de tropas y planes militares en los primeros días de la guerra. El texto desclasificado se limita a citar la intercepción de dos documentos iraquíes en los que se asegura que Rusia recopiló los datos de fuentes "internas del mando central americano" y que Husein los recibió a través del embajador ruso.
Por otra parte, las primeras palabras del británico Norman Kember a su llegada al Reino Unido, tras pasar cuatro meses secuestrado en un zulo de Bagdad, estuvieron dedicadas al pueblo iraquí, porque "han sufrido tanto durante tantos años, y aún esperan la sociedad estable y justa que merecen". En un comunicado leído ayer, Kember pidió que se recuerde también a los familiares de los soldados británicos muertos en Irak y solicitó tiempo para reflexionar sobre su experiencia y discernir si "fue una locura o algo racional". Cristiano y pacifista, mostró su satisfacción tras reunirse con su familia y agradeció las muestras de apoyo recibidas de gente de todas las religiones.
Su regreso al Reino Unido procedente de Kuwait ha estado rodeado de polémica, ya que ni él ni la organización para la que trabajaba en Irak, Christian Peacemakers Teams, agradecieron en un primer momento la labor de los soldados que le rescataron junto a dos canadienses. "Aunque no creo que la paz pueda lograrse por la fuerza, quiero rendir tributo al coraje de quienes participaron en mi rescate", dijo para acabar con la controversia.
Kember fue secuestrado el 26 de noviembre en Bagdad junto con los canadienses James Loney, de 41 años, y Harmeet Singh Sooden, de 32, y el estadounidense Tom Fox, de 54, asesinado hace dos semanas.
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