La batalla permanente de los afectados
Una de las zonas más afectadas por la movida sevillana es la calle Felipe II, colindante con el parque de María Luisa, donde los bloques números 2 y 4 luchan desde hace seis años contra el problema que se crea en torno a la discoteca El Doblón, ubicada en la segunda de estas dos vecindades. Miguel Aldana, portero de la primera , relata el panorama cotidiano: "Cada fin de semana gasto tres litros de detergente para limpiar orines", afirma el portero, que asegura que semanalmente, a través de Zafinco, su empresa administradora, la comunidad envía al distrito Sur una carta de quejas que "siempre se devuelve sellada".
El problema más grave, en opinión de Míriam Oñate, vecina del edificio, es el ruido. Oñate asegura que emite quejas al menos dos veces por semana: "Cuando llega la policía, los jóvenes de los coches-discoteca bajan la música, pero al rato la suben". "La solución no llega", se lamenta José Sevillano, administrador de Zafinco. "Lo peor es que los vecinos se sienten desatendidos por las autoridades".
La batalla más árdua contra el ruido la lleva la comunidad de vecinos de Felipe II número 4. Desde que se abrió la discoteca El Doblón en 1999, la lucha no ha parado. Los vecinos, asegura su abogado, Javier Relinque, no pretenden que se cierre el local, que cumple con todos los requisitos administrativos de la licencia, sino que "cese su actividad como discoteca, tal y como está escrito en los estatutos de la comunidad". Este periódico ha intentado contactar sin éxito con los propietarios del local.
Los vecinos de la comunidad han asegurado que desde el año 2000 propietario y comunidad han cruzado varias demandas. Ahora, la urbanización se encuentra a la espera de una sentencia firme de la Audiencia Provincial sobre el cese.
