Aznar: "Hicimos lo que teníamos que hacer"
Con o sin foto de las Azores, con o sin guerra de Irak, con o sin los atentados del 11-M, José María Aznar no sería hoy presidente del Gobierno de España. Tenía mil veces anunciado que ése sería su último mandato y que su partido (o sea, él) designaría un sucesor para que compitiera por las siglas del PP en las elecciones de marzo de 2004.
Eso sería igual. Todo lo demás sería distinto. Sin foto, sin guerra y sin atentados, probablemente Aznar no se habría visto acompañado ese 14-M, al depositar su voto en la urna, por un nutrido grupo de manifestantes que le gritaban "asesino" al culparle de haber provocado, con el apoyo de su Gobierno a aquella contienda, la ira de los terroristas islamistas que causaron 191 muertos. Además, según la convicción del PP y la conclusión de la encuesta poselectoral que realizó el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), sin todo aquello Mariano Rajoy habría ganado las elecciones y Aznar sería un ex primer ministro que habría renunciado voluntariamente al poder después de dejar cómodamente instalado a su partido en un tercer mandato. En vez de eso, la derrota del PP en las elecciones de 2004 quedó como la muestra irrefutable del rechazo ciudadano a Aznar y a su guerra.
Aznar notó el coste en popularidad de la guerra desde el primer momento. En los preparativos de la intervención y cuando ésta comenzó, las encuestas para las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2003 previeron un fortísimo descalabro del PP. No llegó a tanto. Quizá porque, teóricamente, la guerra concluyó con la caída de Bagdad el 9 de abril, mes y medio antes de esa cita electoral que Aznar asumió como un empeño personal. Cada día, en cada mitin, justo cuando sus partidarios llegaban al máximo entusiasmo con la arenga de su líder, él les soltaba: "Hicimos lo que teníamos que hacer". Y los suyos le aplaudían... y le votaron.
No se ha apeado de esa frase en estos tres años. La última vez que públicamente reivindicó esa decisión suya fue en la Convención de su partido, el pasado 3 de marzo. Su argumento, entonces y ahora, es que España debía estar "al lado de sus aliados". Y su aliado era George W. Bush. Además, según su visión, Irak era y es parte fundamental de la guerra global contra el terrorismo que Bush declaró a un enemigo invisible tras el 11-S.
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