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Juan Luis Cebrián alerta contra la lacra del "prohibicionismo puritano" en las sociedades democráticas

Andrea Aguilar

"¿Es un pecado pertenecer a una generación que creía en la libertad como autodeterminación?". El académico y consejero delegado del Grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, lanzó ayer esta pregunta en la tercera conferencia del ciclo Meditaciones sobre la libertad, que se celebra en la Casa de América de Madrid como homenaje a Francisco Ayala en su centenario.

El recuerdo del espíritu revolucionario de 1968 permitió al periodista y escritor, autor, entre otras obras, de El fundamentalismo democrático y Francomoribundia, efectuar un repaso por la historia reciente de la libertad. "¿Fue aquello una revolución o una algarada universitaria que asoló los campus de Europa, América y hasta Japón?", se preguntó. Cebrián explicó que las revoluciones "se fabrican" a base de sueños individuales o colectivos, y subrayó que son fruto "de la pasión". La tendencia liberal que define las libertades es, precisamente, según recordó, la que despreciaban los estudiantes sublevados aquel Mayo Francés. Frente a la extrema izquierda y las guerrillas que brotaban en los países del Tercer Mundo, surgía la cultura hippy en Occidente. Las dudas que suscita el carácter verdaderamente revolucionario de las protestas estudiantiles no pueden, sin embargo, obviar tres características que aquellas jornadas comparten con una revolución: "Marcaron un antes y un después; existía una discernible voluntad de cambiar el sistema y un entusiasmo por la libertad. El 68 es una de las últimas revoluciones clásicas o románticas que ha vivido el mundo". La caída del muro de Berlín o la revolución naranja de Ucrania, según Cebrián, "se confunden con procesos de transición política que se basan en un consenso". En otros casos, se trata de revoluciones de liberación nacional y en China y algunos países islámicos se trata de "auténticas contrarrevoluciones a expensas de la libertad".

Libertad

Cebrián expuso el cambio que ha vivido la idea de libertad. "El Mayo del 68 sucedió en un contexto de azoramiento mundial. Las revoluciones todavía tenían prestigio. Los movimientos de liberación cultural se desarrollaron en un tono distinto del de ahora. Los jóvenes de los sesenta no querían derechos, sino libertad para cambiar el mundo".

Sobre la situación actual, el académico señaló los peligros a los que se enfrenta la libertad individual en las sociedades de Occidente. "La pérdida de prestigio de la revolución, la renuncia a las utopías amenazan con corromper los valores democráticos. Si no ponemos coto a la sobrerregulación de las libertades, los poderes democráticos pueden acabar por demoler los cimientos de la democracia misma". Las leyes invasoras que sufren los ciudadanos son fruto, según Cebrián, "del prohibicionismo puritano que se extiende como una lacra por las sociedades, afecta a los partidos de derecha e izquierda y responde a una pulsión reaccionaria", concluyó.

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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