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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Retrato del artista en la tercera edad

Una forma de ver Firewall es como un tráiler sobre la carrera de Harrison Ford. De su envejecimiento en el cine. Desde su restallante aparición, aunque no tan juvenil como parece, en la saga de las galaxias interpretando el papel de Han Solo, pasando por el esplendor de su primera madurez de la serie de Indiana Jones, hasta el ya contemporáneo Pat Ryan, mediana y más que mediana edad, de otra serie, Patriot Games, y lo que han sido un montón de secuelas que no se presentan como tales. En ellas, el actor, frecuentemente ex policía, ex agente de algo importante -quien tuvo retuvo-, es un padre de familia que lucha por los suyos, como en este Muro de Fuego, en el que sus 63 años ahorman cada estría, recrudecen cada arruga de un rostro muy trabajado, aunque lo haya sido mayormente por el éxito.

FIREWALL

Dirección: Richard Loncraine. Intérpretes: Harrison Ford, Paul Bettany, Virginia Madsen, Mary Lynn Rajskub, Robert Patrick, Robert Forster. Género: thriller. Estados Unidos, 2006. Duración: 105 minutos.

Ford es uno de esos actores a los que les cabe -o se ganan- el privilegio de envejecer junto a sus películas, cuando lo habitual es que el paso del tiempo les vaya jubilando o, en casos especialísimos, consienta que, en una especie de ceremonia de hipnosis colectiva, todos, productores y, sobre todo, público, simulen estar convencidos de que tienen la edad que se les supone en el filme. Ése fue el caso de John Wayne, que murió a los 75 años, habiendo rodado apenas sus últimas películas -The shootist, de Don Siegel- con una edad corroborable en el carné de identidad.

Y el caso de Harrison Ford es, quizá, aún más rebuscado, porque la industria le ha permitido ir aparentando una edad bastante próxima a la suya propia, en lo que no podía ser sino una progresiva e inevitable depauperación física de sus hazañas. Por ello, a medida que avanzaba en títulos y años la filmografía del actor y su estrella se engrandecía, los escenarios de sus portentos se tenían que ir empequeñeciendo. Primero, la galaxia; luego, el desierto; ulteriormente, mucho Londres, cine urbano e intrigas de pase corto; y ya lo último de lo último, living de casa y oficina. Para no cansarse corriendo.

No está del todo claro en qué medida está justificado un juicio crítico de esta última aparición en la pantalla del actor. Podría decirse, para distinguirla de varias docenas de muestras anteriores y de las que aún están por venir, que es o bien el primer thriller digital o lo que resta de Indiana Jones. Una intriga fuertemente basada en el conocimiento, al menos nominal, de la terminología de ordenador, de cómo se hace lo que uno, lego, llamaría simplemente unos empalmes en la Red, pero que, como todo en este mundo new age, tiene su nombre en código. Y el resto, poner el piloto automático, como sólo Hollywood sabe hacerlo.

En ese thriller con software incorporado, la trama de fondo es tan eterna como el propio actor. Familia en peligro, amenaza sobre el protagonista para que haga algo que no debe y rebelión del individuo aparentemente inferior a las titánicas exigencias del momento, que extrae de sí reservas insospechadas de violenta pericia defensiva. Es el mito de la fuerza oculta que sólo surge cuando se halla tan mortalmente solicitada. ¿El que uno sepa cómo va a acabar una película quiere decir que se está creando un clímax para llegar a ese desenlace? Si así es, hay clímax, porque, desde luego, el final, con el enfrentamiento entre el héroe y su némesis, lo llevaban todos los actores hasta escrito en la frente. En todo caso, como originalidad apuntemos que el veterano actor -en todas sus películas, adecuado mejor que bueno- por fuerza representa en esa secuencia definitoria lo analógico contra lo digital, por cierto, papel interpretado por el excelente Paul Bettany, que encarna una impresionante banalidad del mal.

¿Es hora ya de que el héroe descanse? ¿Existe la vida después de haber sido Harrison Ford?

Harrison Ford y el niño Jimmy Bennett, en <i>Firewall</i>.
Harrison Ford y el niño Jimmy Bennett, en Firewall.

Babelia

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