Libre de cáncer, no de tumores

Como otros órganos y tejidos, el corazón está expuesto, pero mucho menos, a sufrir tumores. Según la experiencia clínica y las fuentes consultadas, siempre son benignos.

"Los cirujanos operamos a veces en los niños tumores congénitos, benignos, como el teratoma o el rapdomioma, que comprometen la vida del pequeño por alterar severamente la propia función cardiaca. Otro tanto puede suceder con los adquiridos en los adultos. Sólo muy ocasionalmente, la invasión de la masa tumoral es tan grande que la única alternativa es el trasplante de corazón", explica Juan Comas, cirujano cardiaco del Doce de Octubre, de Madrid.

Los tumores cardiacos tienen una incidencia inferior al 1% de la población general. En el 75% de los casos están localizados en la aurícula izquierda. Los síntomas más comunes son inflamación o edema de manos, pies u otras partes del cuerpo; dificultad para respirar, mareos, fatiga, dolor u opresión en el pecho, síncope o desmayo y cianosis (piel azulada, especialmente en los dedos de las manos). Las complicaciones más comunes son arritmias, insuficiencia cardiaca y embolia pulmonar. Se observa que las mujeres son ligeramente más propensas a resultar afectadas que los hombres.

Según Hernán Cortés-Funes, jefe de oncología médica del Doce de Octubre, "a veces en el corazón pueden presentarse metástasis de otro tumor primario, generalmente de pulmón, como resultado del desplazamiento de las células cancerígenas". Científicos españoles del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares también sostienen que este tipo de tumores son sumamente raros. Una hipótesis, no confirmada ni científica ni clínicamente, para responder a esa defensa o invulnerabilidad ante el cáncer primario es que se trata de un músculo en actividad contráctil continua, y tal vez esta función impida la replicación celular descontrolada.