La "mirada larga" de FG

Francisco González, conocido por FG desde sus tiempos de agente de Cambio y Bolsa y presidente único del BBVA desde 2002, repitió en la junta de accionistas de ayer prácticamente la misma puesta en escena del año pasado: el color azul intenso corporativo como fondo con un diseño de Elgidio Ghezzi (el mismo de la pasarela Cibeles), dos grandes pantallas, nada de símbolos (sólo un retrato del Rey Juan Carlos y una bandera del propio banco, ni la española ni la de Euskadi), idéntica duración de su intervención (45 minutos) y ninguna referencia política. En contra de lo que era una tradición en las juntas de los bancos vascos, en las del BBVA, que es la principal empresa del País Vasco, hace tiempo que no se esperan valoraciones sobre la situación sociopolítica de la comunidad. Y este año, incluso, FG tampoco hizo ninguna referencia sobre las medidas económicas del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero.

Sabedor de que la atención crítica estaba centrada en la fracasada compra de la BNL italiana y en las altas remuneraciones otorgadas al equipo directivo del banco, González se volcó en transmitir al auditorio dos mensajes básicos: el banco no adquirirá ninguna entidad si no se crea valor para estar entre los 8 o 10 mejores bancos del mundo y sólo se aprovecharán las "oportunidades de crecimiento reales". En su discurso, que por primera vez no se repartió a la prensa (aunque los servicios de comunicación del banco hicieron un eficiente resumen), se explayó: "No queremos ser un banco grande, sino un gran banco". Lo reiteró en varias ocasiones, tanto a lo largo del discurso como en la respuesta final a los accionistas (por cierto, muy limitadas por lo avanzado de la hora y ante una sala que se iba quedando vacía, ¿por qué no se adelanta el comienzo de la junta si se le quiere dar valor a los accionistas de acuerdo con los códigos de buen gobierno?).

En ese contexto, desgranó los cuatro mandamientos que a partir de ahora rigen en el banco: "Hemos de pasar de ser un buen banco a ser un banco de excelencia, de ser un grupo multinacional a ser un grupo de alcance global, de ser un banco financiero a ser un banco de servicios y de ser un banco de clientes a ser un banco de personas".

El presidente de la segunda entidad financiera española arrancó los aplausos del respetable en tres ocasiones. Las dos primeras cuando, hábilmente, colocó referencias al reparto de dividendo ("más alto que nunca", con un aumento del 20%) y a la alta rentabilidad "que le permite ser el primero de Europa". La tercera, cuando defendió la retirada de la puja por el BNL, mención que los servicios de prensa no incorporaron al resumen difundido. González fue tajante: "No nos gustaron las prácticas, muy alejadas de nuestro código ético". Habría sido ilegal, remachó. Y concluyó con el lema de la junta: "No creaba valor. Es muy fácil firmar un cheque", y salir en la prensa, pero no creaba valor.

González recibió algunas críticas por "el asunto BNL" durante los ruegos y preguntas. El año pasado había solicitado la aprobación de los accionistas para, con la compra del BNL, responder a la del Abbey por su gran rival y verdadera obsesión, el Santander. Sin citarlo en ningún momento, quiso marcar diferencias con el banco que preside Emilio Botín al asegurar que "el que haga sólo compras no puede ser un líder mundial porque vendrán otros con mejor plan de negocio".

Posiblemente la crítica más dura (y sorpresivamente la primera del largo turno de intervenciones) fue la del representante de CC OO, que además de incidir en el fracaso de BNL, hizo hincapié en las remuneraciones fijadas para los directivos.

El caso es que los planes de BNL fallaron y ahora el BBVA tiene que buscar "oportunidades reales". Habrá que localizarlas, por lo dicho ayer, en EE UU y en Asia, principalmente. Pero la "mirada larga" que tiene el BBVA para los próximos años centra su marco preferencial en EE UU, Asia y Europa, por ese orden. Asia ya fue destacada el año pasado y ya ha firmado algunos acuerdos para gestionar remesas de emigrantes y fijar oficinas. Este año toca el país norteamericano, donde el BBVA tiene fundadas esperanzas de crecimiento después de dominar, y con notable éxito, el mercado mexicano. Queda la incógnita de Europa. Nada se dijo, quizá para no desvelar alguna operación estratégica, que necesariamente el banco debe ejecutar en el continente si quiere competir y mantener esa mirada larga de la que quiere presumir.