Albert García Espuche reivindica la microhistoria en su último ensayo
El autor analiza la vida cotidiana en la Barcelona anterior a 1714
El historiador Albert García Espuche acaba de publicar el ensayo Barcelona entre dues guerres. Economia i vida quotidiana (1652-1714) (Eumo Editorial), en el que analiza la Barcelona anterior a 1714. El libro es una especie de preludio del proyecto museográfico sobre las ruinas del Born, que actualmente prepara, y en sus páginas reivindica la combinación de la microhistoria y la visión global de lo sucedido tras la Guerra de Secesión. Con este planteamiento, García Espuche explica, por ejemplo, la importancia histórica del sitio 1697, pero también qué efectos tuvo en los ciudadanos de Barcelona y en algunas de sus casas.
En opinión de García Espuche, sin la visión microhistórica no sólo se pierden matices del periodo estudiado, sino que se corre el riesgo de no entender la situación global. "No se puede hablar de la casa barcelonesa del siglo XVII si solamente se ha estudiado una, ya que había más de 5.000", explica el autor. Las ruinas del Born, que pertenecen a la ciudad destruida por orden de Felipe V tras la derrota de Cataluña en 1714, permiten conocer aún más cómo era la vida cotidiana en Barcelona durante esta época y estudiar su historia a partir de casos concretos.
El yacimiento pertenece a una importante zona comercial e industrial que se creó en torno al Rec Comtal. Algunos de los restos encontrados ilustran, por ejemplo, la importancia que tenían para la economía del momento las droguerías, que llegaban a ofrecer 70 tipos de tabaco distintos y cerca de 1.200 productos diferentes importados de todo el mundo. También se puede comprobar la importancia que tenía el juego en la sociedad del momento, ya que en el área excavada se encuentran diversos triquets, unos espacios destinados a jugar a frontón, los juegos de mesa u otras actividades lúdicas.
García Espuche dedica uno de los capítulos de su libro a analizar "la presencia intensísima" del ocio en el día a día de la ciudad. A éste y otros aspectos de la vida cotidiana barcelonesa en el XVIII únicamente es posible aproximarse tras una búsqueda laboriosa. "No hay una fuente única, clara y seriada sobre este tema que uno pueda seguir cómodamente. La información está muy dispersa y la fuente principal son los documentos notariales", señala el historiador.
Ciudad dinámica
Algunos de esos documentos que cita -los inventarios post mórtem, por ejemplo- permiten conocer con precisión las costumbres de la época o desmontar teorías que hasta ahora se habían defendido. Para el historiador, no se puede hablar de la Barcelona anterior a 1714 como una ciudad inmóvil, sino todo lo contrario. "Era extraordinariamente dinámica, con continuos movimientos de población y relaciones comerciales con todo el mundo". Eso por no hablar de las consecuencias de la guerra y de la terrible presencia de la peste.
El libro de García Espuche, que obtuvo el último Premio Agustí Duran Sanpere de Historia, comienza examinando el marco físico de la ciudad, es decir, los distintos tipos de casas y los habitantes que las ocupaban. A continuación, se describe la importancia del sitio francés de 1697 y la creciente francofobia que desencadenó en Cataluña poco antes de la Guerra de Sucesión.
El historiador y arquitecto es partidario de enfrentarse a la reconstrucción de la historia de la ciudad a partir del análisis conjunto del espacio urbano y de la sociedad que lo ocupaba. Uno de los capítulos que mejor muestra ese interés es el dedicado a la familia de notarios Vilana Perlas, en el que se analiza su ascenso social y político y se describen las reformas paralelas que hicieron en su casa de la calle de Regomir.
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