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Un mapa preciso del H5N1 confirma su amenaza como agente pandémico

Dos mutaciones pueden derribar la principal barrera contra la transmisión entre humanos

Javier Sampedro

Las tres pandemias de gripe del siglo pasado fueron causadas por virus H1, H2 y H3, y por tanto nadie sabe si el actual virus de la gripe aviar (H5N1) será capaz de causar algo parecido. Pero cada vez parece más probable. Ian Wilson y James Stevens acaban de descubrir que la llave que usa el virus para entrar en las células (la hemaglutinina, que es la 'H' de H5N1) tiene una forma distinta que en otros virus aviares, pero igual que en la gripe española de 1918. La 'H' es la principal barrera contra la transmisión entre humanos, y bastan dos mutaciones para derribarla.

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Uno de los ocho genes del H5N1 contiene la información para fabricar la hemaglutinina (H), que es una de las proteínas de la cubierta del virus. Su acoplamiento a ciertos componentes externos de las células animales -como el de una llave a su cerradura- es el primer paso del proceso de infección, y su forma exacta es el principal factor que define la especificidad de cualquier virus de la gripe: que sea aviar o humano.

Los virus que causaron las anteriores pandemias eran de origen aviar, y la alteración de su 'H' -una llave modificada para acoplarse a la cerradura humana- fue una de las claves que los convirtieron en agentes letales para la población humana.

En aquellas ocasiones bastaron dos mutaciones en el gen 'H', y lo mismo puede ocurrir con el H5N1, aunque las dos mutaciones tendrían que ser distintas, según los datos que presentan hoy en Science Stevens y Wilson, del Instituto Scripps de California, junto a científicos de los CDC (Atlanta) y del Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas (AFIP, Washington).

Sin embargo, y pese a que el virus H5N1 está evolucionando con rapidez, esas dos mutaciones en su llave no han ocurrido aún. "Hemos encontrado algunas mutaciones importantes en la hemaglutinina del H5N1, pero no son adaptaciones al ser humano", explica Stevens a EL PAÍS. "Lo que estamos viendo es una explosión de este virus desde una pequeña zona asiática hasta una infección de las aves de todo el planeta. Las mutaciones que se han estabilizado en el virus pueden ser la causa de que ahora infecte a muchas más poblaciones y especies de aves que antes, como estamos viendo todos los días en los medios. Pero no parecen tener ningún efecto en la adaptación del virus aviar a las células humanas".

Mutación continua

¿Qué tendría que ocurrir para que el H5N1 adoptara las otras dos mutaciones, las que sí le adaptarían a los humanos? "El virus está mutando continuamente", dice otro de los científicos, Ian Wilson, "pero las mutaciones sólo permanecen si suponen una ligera ventaja para el virus en el huésped al que esté infectando en ese momento".

De ser así, el H5N1 debería estar en contacto frecuente con humanos -o al menos con mamíferos- para adoptar esos cambios peligrosos. ¿Bastaría eso para disparar la pandemia?

Probablemente no, opina el virólogo experto en gripe Juan Ortín, del Centro Nacional de Biotecnología, en Madrid. Pero Ortín admite que Wilson y Stevens "han identificado cambios que podrían ser intermediarios en una adaptación al ser humano. Dicho de otro modo, uno puede imaginar cambios en esa zona de la hemaglutinina que no permitan todavía una adaptación a las personas, pero que abran la puerta estructural para que subsiguientes cambios sí sean adaptativos".

Ortín advierte que las dos mutaciones artificiales probadas por los investigadores de California -las que adaptan la llave del H5N1 a las cerraduras humanas- podrían fallar en una infección real de una persona, pero añade: "El sistema genético del virus es tan flexible que, si le damos oportunidad, acabará por encontrar una combinación efectiva para el reconocimiento del receptor humano".

Los investigadores han determinado la estructura de la hemaglutinina (H5) del H5N1 con una precisión casi atómica, y se han llevado una sorpresa al compararla con las demás hemaglutininas para las que había datos de este tipo: no tiene la misma forma que la H5 obtenida en 1997 de un pato en Singapur (la única H5 para la que hay datos estructurales), pero sí a las H1 de los virus humanos, y sobre todo a uno de ellos. Los autores escriben: "La mejor comparación se alcanzó, sorprendentemente, con el virus de 1918". La gripe española. ¿Qué quiere decir eso?

"Todavía no lo sé", responde Wilson. "Sinceramente, no conocemos la respuesta", añade Stevens. "Por desgracia, hay pocas hemaglutininas para las que se haya determinado la estructura, y no sabemos si la del H5N1 es diferente de lo habitual entre las H5, o la que es diferente es la del pato de Singapur. La única solución es hacer más".

Juan Ortín explica: "El parecido estructural de la hemaglutinina del H5N1 con la del virus de 1918 nos puede estar hablando de la flexibilidad de la proteína para llegar a soluciones funcionales viables desde muchos puntos de partida diferentes. De hecho, las diferencias de secuencia [entre sus genes] son enormes entre los 16 subtipos de hemaglutinina, de H1 a H16, mientras que sus formas en tres dimensiones sólo muestran cambios de detalle. Con las mutaciones pasa lo mismo: la hemaglutinina logra soluciones funcionales con combinaciones diversas de mutaciones".

El H5N1 sigue mostrando signos preocupantes de evolución rápida. Wilson y Stevens han descubierto que todas las cepas aisladas desde 2004 llevan una mutación que dificulta su reconocimiento por el sistema inmune humano. Este cambio viene a añadirse a dos mutaciones en otros genes que amplían el repertorio de especies a las que puede infectar. La evolución continua del virus complica cualquier decisión sobre la futura vacuna.

Pero el H5N1 es a veces extraordinariamente estable: los virus que han llegado a Turquía, Nigeria y media Europa son "idénticos o casi idénticos", según la OMS, al que causó la muerte de 6.000 aves acuáticas en el Lago Qinghai (China central) en mayo de 2005.

"La estabilidad del H5N1 entre el Lago Qinghai y los brotes de Europa y África puede deberse a que el virus se haya desplazado con aves migratorias en las que no se produzca la enfermedad. Sin respuesta inmune al virus, no hay presión selectiva que lo fuerce a cambiar. Se sabe de hace tiempo que los virus gripales residentes en especies silvestres están en estasis

, en una situación de estabilidad evolutiva".

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