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Abbas acusa a EE UU y Reino Unido de coordinar con Israel el asalto a la prisión

El presidente palestino dice que el ataque de Jericó es "un crimen que no puede ser perdonado"

El siempre moderado presidente palestino, Mahmud Abbas, se pronunció ayer con contundencia poco habitual. Y menos cuando se dirige a EE UU o a países europeos. Se siente traicionado. "Nos comunicaron hace una semana que tenían la intención de retirar a sus guardias, pero no se coordinaron con nosotros. Nos ha cogido por sorpresa", declaró Abbas ante las ruinas de la prisión de Jericó, devastada el martes por el Ejército de Israel para capturar al supuesto instigador y a los ejecutores del asesinato de un ministro israelí en 2001. "Los guardias se fueron a las 9.20, y a las 9.30 llegaron los soldados. ¿Cómo podemos explicarlo?", se preguntó el presidente palestino.

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Abbas, que calificó el asalto de "crimen odioso que no puede ser perdonado", había recibido mensajes de los Gobiernos de Londres y Washington de que la misión de sus guardianes se acercaba a su fin. Tenían el cometido de vigilar la custodia de la policía palestina sobre Ahmed Saadat, el secretario general del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), y de cuatro de sus lugartenientes, a los que el Ejecutivo israelí atribuye la autoría del asesinato de Rehavam Zeevi, el ministro de Turismo que abogaba por la limpieza étnica de los palestinos en los territorios ocupados. Británicos y norteamericanos lamentaban las condiciones de seguridad en la cárcel, la facilidad con la que recibían los reclusos a dirigentes políticos y los teléfonos móviles con que contaban.

El mandatario palestino asegura que no esperaba que los observadores fueran a abandonar sus puestos sin preaviso. Y acusó al Reino Unido y EE UU de coordinar la operación con el Gobierno de Israel y de "violar los acuerdos" por los que Saadat y los demás reos permanecían en el penal de Jericó. "Es evidente que los tanques israelíes se encontraban a mano para lanzar la operación inmediatamente después de que los guardias se retirasen", afirmó Abbas, que calificó de "ilegal" las detenciones. Los propios mandos israelíes confirmaban el martes, mientras se ejecutaba el ataque, que minutos después de la partida de los observadores, los uniformados estaban apostados frente a la prisión.

Mohamed Hasan Alí, comandante del puesto, confirmaba ayer en lo que quedaba de su despacho, acribillado por proyectiles de diverso calibre, la sorpresa del ataque. "El británico y el estadounidense no nos advirtieron en ningún momento de que abandonaban su puesto. Dijeron ambos que se marchaban para comprobar el estado de un vehículo averiado. Pero que los guardianes se fueran a la vez es algo que no había sucedido en los cuatro años en los que han permanecido aquí", comentó.

El jefe del cuartel apunta que los soldados palestinos no avisaron desde los lugares en los que se hallan de guardia, como es habitual, de que se aproximaban los tanques y vehículos del Ejército hebreo. "Llegaron por un camino nuevo. No es posible abrir esa vía en unos minutos", dice, sugiriendo que tanto israelíes como los guardias británicos y estadounidenses estaban al tanto de la operación.

Mahmud Abbas había mostrado desde hace un par de semanas su disposición a liberar a Saadat, de 52 años, y sus colaboradores, una excarcelación inaceptable para el primer ministro interino israelí, Ehud Olmert, inmerso en plena campaña electoral, en la que se pagan caro los síntomas de debilidad. El movimiento fundamentalista Hamás también había anunciado que liberará a los presos palestinos cuando se haga cargo del Gobierno. No había tiempo que esperar para un asalto que acarreará un alto coste político para el presidente palestino.

Agentes de seguridad escoltan al presidente palestino, Mahmud Abbas, durante su visita de ayer a las ruinas de la prisión de Jericó.
Agentes de seguridad escoltan al presidente palestino, Mahmud Abbas, durante su visita de ayer a las ruinas de la prisión de Jericó.EFE

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