El Ejército israelí asalta la prisión de Jericó para capturar a un militante palestino
Los guardias británicos y estadounidenses abandonaron el penal justo antes del ataque
El Ejército israelí utilizó ayer carros de combate y excavadoras y llegó a lanzar un misil desde un helicóptero para forzar la rendición de Ahmed Saadat, dirigente del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) condenado por el asesinato en 2001 del ministro de Turismo Rehavam Zeevi, y de cuatro de sus lugartenientes encarcelados en Jericó. En virtud de un acuerdo internacional, los reos eran custodiados por guardianes británicos y estadounidenses, que abandonaron el penal antes del ataque. La operación desencadenó revueltas en Cisjordania y Gaza.
Pasadas las 9.00 (una hora menos en la España peninsular) los guardas británicos que custodiaban a Saadat y a otros cinco presos sentenciados por el asesinato de Zeevi abandonaron sus puestos. En pocos minutos, un centenar de soldados israelíes asaltó la prisión. En el tiroteo murieron un policía palestino y un recluso. Las excavadoras comenzaron a derruir los muros de la sede del Gobierno palestino en la ciudad, una de las pocas poblaciones cisjordanas en las que los militares israelíes no patrullaban. Los disparos de los carros de combate y un misil lanzado desde un avión destrozaron la cárcel.
"No hay negociación. Prefiero capturar a Saadat, vivo mejor que muerto. O salen o los matamos. Si es necesario echaremos el edificio abajo", dijo un coronel israelí. Las explosiones se escuchaban con nitidez y las columnas de humo negro eran visibles a un kilómetro.
Saadat fue enviado a la prisión de Jericó en 2002 tras un acuerdo entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e Israel, que contó con la mediación internacional, en especial la del entonces enviado de la UE, Miguel Ángel Moratinos. Por esta razón guardias británicos y estadounidenses se encargaban de su custodia.
Hace escasas semanas, el presidente palestino, Mahmud Abbas (que ayer suspendió su comparecencia prevista para hoy en el Parlamento Europeo para regresar a Ramala), mostró su disposición a liberar a Saadat a condición de que su partido le descargara de cualquier responsabilidad por lo que pudiera sucederle. No en vano, altos cargos del Gobierno israelí habían advertido que le matarían si era excarcelado.
Poco a poco, los 250 reclusos fueron rindiéndose. Salieron del penal en fila, humillados, con las manos en alto y en calzoncillos. De los 202 que abandonaron voluntariamente la prisión, 76 quedaron en libertad tras constatar los israelíes que no eran terroristas. Los cinco militantes del FPLP fueron trasladados a otra cárcel israelí junto al sexto de los hombres perseguidos: Fuad Shobaki, activista de Al Fatah acusado de organizar en 2001 el envío de un cargamento de armas en el buque Karim A.
Saadat, que había prometido que no se rendiría en una entrevista en la cadena Al Yazira, claudicó a las siete de la tarde. "La operación ha terminado. Los seis fugitivos, entre ellos tres asesinos de Zeevi, se han entregado", dijo el jefe del Comando central del Ejército, Yair Naveh.
Aunque los militares israelíes aseguraron que nada se había pactado con los guardas británicos y estadounidenses, los dirigentes árabes no escondían su indignación. "Claramente ha habido algún tipo de coordinación. La retirada de los monitores británicos levanta sospechas", dijo el secretario general de la Liga Árabe, Amro Musa. La Organización de la Conferencia Islámica, mediante un comunicado, señaló: "Los Gobiernos de EE UU y Reino Unido son responsables de la escalada [de violencia] que pueda acarrear". Y Mohamed Dahlan, uno de los líderes de Al Fatah, apuntó: "Israel actúa como los piratas. Olmert es duro contra una población cautiva durante la campaña electoral. No debería sorprenderle que este acto ilegal conduzca a más inseguridad".
Lo ocurrido en Jericó desató altercados muy virulentos. El Centro Cultural Británico en Gaza fue asaltado e incendiado; al menos 11 cooperantes, profesores y periodistas de Corea del Sur, Francia, Australia, EE UU, Reino Unido, Suiza e Irán fueron secuestrados en Cisjordania y Gaza, aunque algunos fueron liberados después. La UE cerró el paso de Rafah y anunció que los observadores no regresarán mientras no se garantice su seguridad.
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