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La Universidad de Salamanca quiere evitar la subasta de 130 cartas de Unamuno desde el exilio

El rector de la Universidad de Salamanca, Enrique Battaner, ha comunicado que la Universidad de Salamanca "va a intentar parar la venta", en pública subasta a partir de 132.000 euros el próximo día 27, de 130 cartas de Miguel de Unamuno. La institución académica aportará al juzgado la documentación adecuada, en coordinación con el Ministerio de Cultura, para que se suspenda cautelarmente la puja por el lote epistolar de quien fue rector de Salamanca, y que comprende escritos dirigidos a la familia durante la etapa del exilio en Tenerife, París y Hendaya, pero también a amigos y otras personas en épocas diferentes.

Los servicios jurídicos de la Universidad salmantina, en caso de que el juzgado establezca la suspensión de la puja en la galería Durán, de Madrid, entablarán una serie de acciones jurídicas para conseguir la recuperación definitiva de esas cartas mediante la acreditación de la propiedad, según ha señalado el rector. Éste ha asegurado que "tenemos firmes títulos" para establecer la titularidad de los documentos, que, aunque son propiedad del Estado, se encuentran encomendados en custodia a la Universidad en la Casa-Museo Miguel de Unamuno.

Durán ha señalado que las cartas son propiedad de una persona que las recibió como obsequio por parte de un miembro de la familia Unamuno. El rector ha indicado que dicho miembro es Felisa, hija del pensador, dato que también corroboran los descendientes de Unamuno. Éstos han señalado que debió de ser a finales de los años sesenta cuando Felisa entregó a Manuel Villén, gerente de la editorial Escélicer, el lote de cartas del destierro para que se incorporaran a las obras completas del escritor, pero la editorial quebró y las cartas no se devolvieron antes del fallecimiento de Felisa, que no pidió recibo de entrega, por lo que las situaciones posteriores indican que "fue sorprendida en su buena fe", según manifestó ayer Battaner.

La presencia de cartas que no son de tipo familiar en el lote que se anuncia para subasta serán la primera base para la reclamación ante el juzgado. A diferencia de los escritos dirigidos a la familia, que son propiedad de ésta, los demás textos entran dentro de la propiedad del Estado, según la familia. Cuando, en 1967, el Estado adquirió a la familia el legado de Unamuno se fijó una cláusula por la que, en caso de aparecer nuevos documentos y escritos no relacionados, pasarían directamente al fondo de la Casa-Museo. En ese sentido, Luis Santos, nieto político de Unamuno, ha señalado que Felisa "no podía regalar manuscritos originales de su padre que no eran de su propiedad".

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