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Reportaje:

Fantasmas de la diversión

La imagen de niños correteando ilusionados por el Parque de Atracciones de Artxanda, en Bilbao, es hoy sólo un vago recuerdo en la mente de quienes disfrutaron alguna vez de su oferta. Abrió sus puertas en 1974 y las cerró en 1990, según se argumentó, por las deficientes comunicaciones existentes con el lugar y por haber quedado obsoletos varios de sus reclamos. Así, la mayoría del recinto languidece ahora abandonado, cerrado al público y sólo visitado por los vigilantes que velan por que nada altere su espectral calma.

Pero ayer un grupo de personas volvió a deambular entre sus vestigios de la alegría, entre su piscina, su gran auditorio, su pista de karts, las jaulas vacías de su antiguo zoo, las fachadas de unas pocas atracciones que aún se mantienen en pie y las pirámides de su entrada. Músicos, técnicos y algún periodista devolvieron la vida al paraje durante la grabación de On the floor, primer videoclip destinado a la promoción de 3.000V-40.000W (Mushroom Pillow), inminente estreno del grupo de Getxo Standard. La intención era relacionar al conjunto de pop rock bailable con algo divertido.

El grupo Standard graba un vídeo musical en el abandonado Parque de Atracciones de Artxanda

"Un parque de atracciones cerrado tiene su encanto y nos parece que encaja perfectamente con la canción, porque era un sitio al que ibas a pasarlo bien. Dudábamos qué nos íbamos a encontrar, y la verdad es que el sitio está bastante abandonado, deteriorado y con mucha vegetación comiéndoselo poco a poco, pero nos gusta porque la arquitectura del lugar está muy bien hecha. Los edificios, las estructuras, las formas y las figuras están muy bien pensadas", explica el productor y batería Javier Letamendia.

El realizador Inaz Fernández, conocido como estrecho colaborador de El Inquilino Comunista, filmó ayer a Standard en formato cine, en 16 mm, simulando un concierto ante las 6.000 localidades vacías del auditorio, y aprovechó otros rincones para grabar planos destinados a "partes de la canción que son más psicodélicas". Sonidos acordes con un escenario destartalado que no era la primera vez que se aprovechaba desde su clausura, ya que antes también ha servido, previa solicitud de la correspondiente autorización, como punto de partida de una carrera ciclista, imagen de otro videoclip y un cortometraje, y objeto de varias sesiones fotográficas.

Hoy el Parque de Atracciones bilbaíno habrá recuperado su aspecto desangelado, pese a que aproximadamente el 10% de sus 10 hectáreas de extensión, el espacio no destinado antaño a esparcimiento, es utilizado por Diputación como archivo y almacén para libros y documentación, y donde van a parar decomisos y embargos. También los feriantes aparcan allí sus vehículos durante la Aste Nagusia, por ejemplo. Estas actividades acarrean un gasto en seguridad y vigilancia que en 2005 ascendió a 160.000 euros.

Su futuro es incierto. En 2002, Diputación trató de vender el recinto por 400 millones de pesetas, pero no halló comprador. Aun así, no se descarta su futura venta y sus gestores, tras no prosperar la posibilidad de transformarlo en parque temático, siguen esperando "la gran idea". "Todavía no se sabe cuál va a ser el futuro del Parque de Atracciones. Ha habido intentos, algún proyecto que no se ha llevado adelante, pero se mantiene a la espera de la mejor propuesta para sacarlo adelante", confirman desde el departamento foral de Hacienda, encargado de su gestión.

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