_
_
_
_
_
Entrevista:VALERIANO BOZAL | Catedrático de Historia del Arte Contemporáneo

"No hay un arte esencial o metafísicamente vasco"

Valeriano Bozal (Madrid, 1940), crítico, ensayista y catedrático de Historia del Arte Contemporáneo en la Universidad Complutense de Madrid, participó el jueves en San Sebastián en unas jornadas organizadas por Eusko Ikaskuntza para revisar el arte vasco durante el franquismo, una época en la que los artistas se nutrieron de la vanguardia europea y crearon movidos por su afán de recuperar la normalidad y resistir al totalitarismo.

Pregunta. ¿Cómo definiría el arte vasco de aquella época?

Respuesta. No creo que el arte vasco tenga unas características diferentes del que se hacía en el resto de España. Entre Eduardo Chillida, Jorge Oteiza y Néstor Basterretxea y Saura o Tàpies veo diferencias de estilo, de intenciones, pero no dependen de lo vasco, sino de los aspectos circunstanciales, locales o comerciales.

"Muchos artistas tuvieron que exiliarse, algunos fueron además eliminados físicamente. El franquismo rompió el mundo del arte"
"Las artes plásticas tenían y tienen un público limitado y la dictadura se interesaba por perseguir manifestaciones de grandes colectivos"

P. Es decir, que para usted no existe un arte vasco.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

R. Creo que no hay un arte específicamente vasco si por eso se entiende algo como esencial o metafísicamente vasco.

P. ¿De qué se nutrieron entonces los creadores españoles durante el franquismo?

R. De varias fuentes. Por una parte, había una vanguardia internacional que suponía un modelo para lo que se hacía en la península y, por lo tanto, también en el País Vasco. Chillida, por ejemplo, evoluciona desde una escultura que tiene que ver con la obra de Henry Moore, igual que Oteiza, hacia otra más personal, pero además hay una pretensión de recuperar la normalidad que la Guerra Civil ha arruinado.

P. ¿Cómo alteró el arte?

R. Muchos artistas españoles tuvieron que exiliarse, algunos fueron además eliminados físicamente. Y, por decirlo de alguna manera, se rompió el mundo del arte. Así que hubo una pretensión de suturar esa ruptura, pero no se puede olvidar un tercer factor: también hubo una resistencia a la mediocridad, al dirigismo, al totalitarismo y a la dictadura que impide una vida artística razonablemente desarrollada. Así surgió un arte que más allá de lo estético hacía una apuesta por valores morales y políticos.

P. ¿Hubo persecución del arte en Euskadi?

R. Ese término quizá es excesivo. Diría que fue dirigido o sofocado en lo posible, aunque hubo casos de artistas encarcelados, como Agustín Ibarrola, pero no por lo que pintaba, sino por lo que hacía. De todas formas, las artes plásticas tenían, y tienen, un público limitado y el franquismo se interesaba por perseguir manifestaciones de grandes colectivos.

P. ¿Cuál fue el papel de los grupos?

R. Siempre ha sido dinamizar la vida artística y marcar las ideas sobre las cuales se reflexiona y se crea. Y entonces también lo hicieron, además en una época en la que formar cualquier grupo era siempre arriesgado por la represión.

P. Gaur duró sólo año y medio y es una leyenda. ¿Realmente fue tan importante?

R. Gaur fue más importante social que estéticamente, porque, como ocurre con los grupos, desarrolló ese componente social que tiene la vida artística. Luego, la incidencia estilística hay que abordarla a partir de los artistas concretos. Y figuras como por ejemplo Chillida y Oteiza se han convertido en en referentes internacionales.

P. ¿Sin franquismo habría habido también ruptura con el arte precedente?

R. Antes de la guerra ya se había producido esa tensión entre un arte más costumbrista y casticista y un arte de autores rupturistas que aparecen durante la República. Y tras un primer impasse después de la guerra se produce una aproximación a la vanguardia internacional. Por ejemplo, Chillida tiene la capacidad de crear un tipo de escultura distinta de la que se estaba haciendo.

P. ¿Hubo reflejo de las dos Españas también en el arte?

R. Sí, tengo un pensamientos machadiano en eso. Creo que había una España cicatera, de pintura triste y conservadora, y otra trabajadora, que trataba de cambiar las cosas.

P. ¿Los creadores siguen mirando hoy todavía a esa época?

R. Los problemas son diferentes, pero pienso que los nuevos acontecimientos históricos, la violencia étnica, la genocida en algunos países africanos, la violencia en Irak,... está obligando a reflexionar sobre lo que pasó entonces, aunque de forma diferente, porque ha habido cambios importantes en el lenguaje artístico, en la condición del objeto y en la propia naturaleza del arte.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_