Resistencia y derrota de la República

El segundo volumen de la colección La Mirada del Tiempo, La Guerra Civil II, que presenta EL PAÍS, se inicia tras los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, momento en que el presidente de la República, Manuel Azaña, ofrece a Juan Negrín la presidencia del Consejo de Ministros. El nuevo Gobierno incluyó a comunistas, socialistas y republicanos, fijándose dos objetivos prioritarios y esenciales: asegurar la defensa del régimen legítimo en el interior para no perder la guerra en el exterior y forzar una mediación internacional. No se consiguió ninguno de los dos pese a la reorganización del Ejército Popular y a los esfuerzos para convencer al Reino Unido y Francia de que sustituyeran su política de no intervención por una política activa de mediación. El alineamiento del Vaticano con los rebeldes influyó en gran medida en la frustración de los planes republicanos en el ámbito de las relaciones internacionales. A mediados de 1937, la figura de Franco había alcanzado el grado de Caudillo enviado por Dios para salvar España.

La superioridad armamentística de los sublevados y las disensiones entre los partidos que apoyaban a la República desembocaron, tres años después de iniciada la guerra, en su rendición. Tras ello vino la represión. Como señala el historiador Santos Juliá en el prólogo del volumen: "La magnitud de esa represión fue aterradora: cerca de 500.000 españoles tomaron el camino del exilio; otros 300.000 fueron encerrados en cárceles y campos de concentración, y por lo menos 50.000 fueron condenados y ejecutados después del fin de la guerra".