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Tribuna:LOS 'PAPELES' DE SALAMANCA
Tribuna
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Remando en la misma dirección

Recalca la autora la legitimidad de la reclamación de los documentos del Gobierno vasco de la República depositados en Salamanca.

Me ha alegrado el artículo de Antonio Rivera [Papeles a remolque, EL PAÍS 22 de febrero]. Me ha alegrado porque, como no podía ser de otro modo, coincide con nosotros en reivindicar la legitimidad del primer Gobierno de Euskadi, el presidido por el lehendakari Agirre -y tras su muerte, por Leizaola-, y por ende la legitimidad de la solicitud por el Gobierno vasco de aquella parte de nuestra memoria expoliada en la guerra civil y depositada actualmente en Salamanca.

Es cierto que no comparto, y creo que no se ajustan a la realidad, otras partes del referido artículo, pero me permito utilizar la alegoría del remo para expresar la alegría por la coincidencia en lo que creo fundamental.

La ubicación natural de esos originales es el Centro de Patrimonio Documental (Irargi) y, mañana, el Archivo Nacional de Euskadi

En la reivindicación de los mal llamados papeles de Salamanca confluyen fuero y huevo. En nuestro caso, el fuero es mucho y el huevo -la cantidad de documentación- menor. Pero más allá de la cantidad está su importancia y trascendencia. Esa parte de la memoria del Gobierno vasco de la República incautada en Salamanca representa no solo a la institución, sino que además forma parte del patrimonio colectivo de la sociedad vasca; a ello se añaden razones de dignidad y respeto hacia las miles de personas que lucharon por la legalidad y las instituciones legítimas, entre ellas el Gobierno de Euskadi. Por eso, exigimos y creemos que esos originales tienen sentido en su ubicación natural, que no es otra que el Centro de Patrimonio Documental del Gobierno Vasco (Irargi) y, pasado mañana, en el Archivo Nacional de Euskadi.

El Archivo de Euskadi, en ciernes, no nacerá de cero; entre otras cosas, porque desde la recuperación de la democracia y el autogobierno, casi dos generaciones -medidas según Ortega y Gasset- han venido trabajando desde las instituciones por construir la memoria de Euskadi. Quiero vindicar la labor de los que nos antecedieron en esa cadena que se inicia precisamente el 7 de octubre de 1936 y que ha conocido guerra y exilio, a la que se sumaron nuevos eslabones desde el Consejo General Vasco y que ha tenido continuidad gracias a la labor de las personas que nos han antecedido en el Gobierno vasco. Vindico a todas ellas, cargos políticos y funcionarios, gracias a las que disponemos del Archivo General del Gobierno Vasco y de Irargi (Centro de Patrimonio Documental del Gobierno vasco), corazón y cerebro del futuro Archivo Histórico Nacional de Euskadi, además de cabecera del Sistema Nacional de Archivos del que nos hemos dotado.

Por razones de historia, Euskadi cuenta con buenos archivos forales que guardan una buena parte de nuestra memoria. Pero otra parte se encuentra fuera de nuestro país, en fondos de archivo que custodian los legajos de procedimientos de las diferentes instituciones de las que, en todo o en parte, hemos dependido. Irargi está digitalizándolos y lo mismo hace con los archivos civiles y eclesiásticos situados en nuestro propio país. Esta memoria digital será una parte fundamental del capital fundacional del Archivo de Euskadi, del mismo modo en que lo será, cuando pase el tiempo preceptivo, la documentación histórica generada por el Consejo General Vasco y el actual Gobierno vasco, custodiada en el Archivo General del Gobierno vasco, situado en nuestra sede central de Lakua.

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El Archivo Histórico de Euskadi contará con la parte de la memoria del Gobierno vasco de la República y el exilio constituida por los documentos originales que, por suerte para este país, nuestros antecesores pudieron salvar y nos entregaron en Irargi (20 metros lineales de documentación) y también con los originales de idéntica procedencia actualmente en proceso de catalogación y digitalización en el Archivo del Nacionalismo Vasco, en Artea.

Junto a ellos, por justicia, dignidad y respeto, no puede faltar la memoria expoliada que, como dijera en sede parlamentaria la señora ministra de Cultura al hablar de la "verdad histórica" y de los documentos de otra administración, son algunos de "los documentos más importantes de la existencia de esa institución democrática legítima y legal, de un marco constitucional como el republicano, que se expolian con fines de represión (...) y se encuentran en otro lugar diferente de España".

Sigamos remando en la misma dirección; ya lo estamos haciendo y vamos en buena derrota. En esta trainera, además, entramos y somos necesarios todos. Sabemos que podemos y debemos remolcar estos papeles a buen puerto.

Arantza Arzamendi es directora de Patrimonio Cultural del Gobierno vasco.

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