El programa nuclear iraní queda en manos del Consejo de Seguridad de la ONU
Washington y Teherán intercambian amenazas tras el fracaso de las negociaciones en Viena
"Irán no ha cumplido las condiciones del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA); por lo tanto, vamos a abrir una nueva fase de la diplomacia: la actividad del Consejo de Seguridad de la ONU, a partir de la semana próxima". Nicholas Burns, número tres del Departamento de Estado de EE UU, informó ayer del proceso abierto por la crisis nuclear iraní y reiteró la posición de su Gobierno: sin descartar nada, es el momento de la presión diplomática. La Junta de Gobernadores del OIEA, reunida en Viena, remitió ayer el informe al Consejo de Seguridad tras constatar el bloqueo de la situación. Pese a ello, su director general, Mohamed el Baradei, aseguró que es optimista.
La Junta de Gobernadores de la agencia atómica de la ONU sometió a debate el informe técnico sobre el programa nuclear iraní, en el que se constata una serie de deficiencias que impiden restablecer la confianza. Los 35 gobernadores no emitieron ninguna resolución nueva porque el envío al Consejo de Seguridad ya estaba decidido desde la resolución aprobada en febrero. Entonces dieron a Teherán el plazo de un mes para cumplir determinadas exigencias. Ayer constataron que el plazo había expirado y que Teherán sigue sin moverse.
Al concluir la sesión, el director del OIEA, Mohamed El Baradei, instó a no permitir una escalada del conflicto mediante una "guerra de palabras". El Baradei no pierde sus esperanzas de que Irán recapacite, cumpla los requisitos de la comunidad internacional y vuelva a la mesa de negociaciones. "Sigo siendo optimista porque creo que tarde o temprano todas las partes van a darse cuenta de que no hay otra opción que volver a las negociaciones", afirmó.
De la "guerra de palabras" temida por El Baradei hubo sin embargo ayer suculentos ejemplos, que auguran un enfrentamiento muy duro. Washington y Teherán intercambiaron ayer amenazas. El jefe de la delegación iraní, Javad Vaeidi, señaló que "de todas formas" Teherán seguirá fabricando uranio enriquecido para fines de investigación y desarrollo, basándose en el derecho de toda nación a producir combustible nuclear. Y advirtió, amenazante: "Washington tiene el poder de causar daño y dolor, también a su vez es susceptible al daño y al dolor. Así que si EE UU quiere continuar por su camino, habrá que dejar que esto siga su rumbo".
El embajador estadounidense en el OIEA, Greg Schulte, acusó a Teherán de haber intentado "dividir a la comunidad internacional para distraer de sus ambiciones nucleares", las cuales, según sus palabras, consisten en "adquirir material, tecnología y conocimientos para producir armas nucleares".
Washington mostró ayer su satisfacción porque el dossier iraní pase del OIEA al Consejo de Seguridad. En el comité de Relaciones Internacionales de la Cámara, Nicholas Burns subrayó que el objetivo de EE UU es ahora lograr "una aproximación coordinada que aumente de manera gradual la presión sobre Irán". La idea es llamar la atención "sobre el programa nuclear iraní" y poner en marcha "una discusión internacional sobre sus ambiciones nucleares".
Ni la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, ni el vicepresidente, Dick Cheney, detallaron el martes las posibles medidas de presión que EE UU contempla. Burns se limitó a decir que el Consejo de Seguridad hará una declaración terminante sobre la crisis, y que si el Gobierno de Teherán no asume las exigencias de la comunidad internacional entonces habría que "evaluar posibles sanciones", que, según dijo, "ya están empezando a explorar algunos países". En caso de aplicarse, agregó, "se dirigirán a presionar al régimen y su programa nuclear y de misiles, y no a perjudicar a la gran mayoría de los iraníes, que son inocentes".
Rusia, contra las sanciones
La imposición de sanciones en el Consejo de Seguridad no será, sin embargo, automática. Lo dejó ayer muy claro el ministro de Exteriores de Rusia -país con derecho de veto-, Sergei Lavrov, que se entrevistó en Nueva York con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, informa Sandro Pozzi. Lavrov dijo que el Consejo de Seguridad debe actuar ante la crisis iraní de forma que "no ponga en riesgo" el trabajo del [OIEA] ni el Tratado de No Proliferación (TNP), y subrayó que no hay solución militar a esta crisis. Las sanciones, añadió, son "una vía de corto recorrido, como muestra la historia reciente".
A pesar de que la crisis llega al Consejo de Seguridad y de las duras palabras elegidas por Teherán, las relaciones entre Irán y el OIEA no se han roto. Vaeidi, el negociador iraní, lo recordó ayer en Viena: "En nuestra opinión hay dos opciones: lograr un compromiso y cooperar o ir a la confrontación. Esperamos que sea la primera opción y no ahorraremos esfuerzos para conseguirlo".
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