"Lamari comentó la posibilidad de llevar a cabo un descarrilamiento de trenes"
Los informes del CNI remitidos ahora al juez prueban las insistentes alertas sobre el jefe del 'comando' del 11-M - "Desde la salida de la cárcel su única motivación era atentar en España"
El 15 de marzo de 2004, un día después de las últimas elecciones generales, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) elaboró un informe, ahora remitido al juez Juan del Olmo, en el que apuntaba la participación del argelino Allekema Lamari en la matanza del 11-M y pedía que se diera la "máxima prioridad y urgencia" a su localización y detención.
Esta nota informativa fue llevada a la reunión de la célula de crisis celebrada el 16 de marzo, la primera a la que fueron invitados representantes del servicio secreto, a quienes se mantuvo totalmente al margen de la investigación de los atentados de Madrid hasta pasadas las elecciones. La imagen de Lamari no se incluyó en los juegos de fotos de sospechosos distribuidos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Sólo ocho meses después, en octubre de 2004, cuando las autoridades argelinas confirmaron que el ADN del séptimo de los islamistas que se suicidaron el 3 de abril en un piso de la calle Carmen Martín Gaite de Leganés correspondía a Allekema Lamari, los avisos del CNI cobraron su verdadero valor.
Las notas del 15 de marzo y el 18 de mayo, que EL PAÍS reproduce hoy, forman parte de los documentos del servicio secreto que el Consejo de Ministros decidió desclasificar el 18 de septiembre del pasado año, para su incorporación al sumario del 11-M. En esos documentos se apuntaba a Lamari como posible autor del atentado y, citando a distintas fuentes, el servicio secreto aseguraba que el jefe del comando del 11-M preparaba acciones en España para causar el mayor número de víctimas, y entre esas acciones hablaba de provocar "el descarrilamiento de trenes".
El escepticismo inicial del Ministerio del Interior sobre la implicación de Lamari en los ataques contra los trenes se basaba en que la investigación del 11-M se desarrolló a partir de las tarjetas prepago de los móviles utilizados como detonadores de las mochilas bomba y en ninguna de las llamadas aparecía el argelino.
Sin embargo, la propia nota informativa del CNI destacaba que éste adoptaba extremadas medidas de seguridad y, como precaución, nunca utilizaba teléfonos móviles. Para el servicio secreto, "Lamari tiene el suficiente liderazgo, grado de fanatismo, motivación y capacidad técnica para la preparación, en todos sus detalles, de atentados como los ocurridos el 11-M". Lo peor, sin embargo, no era que el argelino estuviera implicado en el 11-M, sino que siguiera en libertad. "Lamari fue excarcelado en junio de 2002 y, según nuestras fuentes, juró que los españoles pagarían muy cara su detención", agregaba el CNI.
"Como consecuencia de lo anterior, se estima que, a corto plazo, es probable la ejecución de nuevos atentados indiscriminados en lugares de grandes concentraciones de personas", concluía.
En esto también acertó el servicio secreto, ya que el comando autor del 11-M, del que formaba parte Lamari, intentó nuevos atentados indiscriminados -aunque no en Valencia, como sugirió el CNI, sino contra la línea del AVE- y hubiera perpetrado más si la mayoría de sus miembros no hubieran fallecido en la explosión de Leganés.
El 18 de mayo de 2004, un mes después del cambio de Gobierno, ya con José Luis Rodríguez Zapatero como presidente, el servicio secreto volvió a elaborar un nuevo informe sobre Allekema Lamari. Hacía más de un mes que el argelino se había inmolado con sus compañeros en el piso de la calle Carmen Martín Gaite, pero en ese momento aún era una sospecha sin confirmar.
"Esta radicalización y resentimiento hacia España han hecho que, desde su salida de la cárcel, su único objetivo sea, según manifestó a sus círculos más cercanos, llevar a cabo en territorio nacional atentados terroristas de enormes dimensiones, con el propósito de causar el mayor número de víctimas posibles", advertía la nota del CNI, que aludía a la amenaza de materializar sus propósitos mediante "descarrilamientos de trenes" o incendios.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.