Contaminación sin fronteras
Argentina y Uruguay, dispuestos a internacionalizar su conflicto por la construcción de dos papeleras
Por unanimidad, el Senado argentino ha pedido al Gobierno del presidente Néstor Kirchner que acuda al Tribunal Internacional de La Haya para evitar la instalación de dos fábricas de pasta de papel -una de la compañía española Ence y otra de la finlandesa Botnia- en el lado uruguayo de la frontera fluvial entre los dos países. Lo que comenzó como una disputa de carácter ecológico entre vecinos se ha transformado en una crisis diplomática con graves consecuencias económicas para terceros. Ayer estaba previsto que la Cámara de Diputados argentina se uniera al Senado en su petición al Gobierno.
De los tres puentes que unen Argentina y Uruguay, dos están cerrados, el principal de ellos, el de Puerto Unzue-Fray Bentos, desde hace 22 días. Por allí discurre el 85% de las 900.000 toneladas de carga que anualmente llegan a Uruguay desde Argentina. El miércoles el Congreso uruguayo pidió también al Gobierno argentino que actúe para acabar con el bloqueo.
Por su parte, el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, envió hace más de una semana una carta a Kirchner en la que le solicitaba el levantamiento de los bloqueos en la frontera. Los uruguayos tienen acceso a los canales de televisión argentinos, que casi a diario han mostrado las fronteras cerradas por manifestantes en actitud más de veraneo que de protesta -sombrillas, parrilladas, baños de sol-, sin que aparezca ningún policía.
El contraste con la rápida intervención policial durante un concierto de los Rolling Stones en Buenos Aires ha provocado indignación en el otro lado del Río de La Plata. Además, la falta de respuesta, aunque fuera un acuse de recibo, por parte de la Casa Rosada a la misiva de Tabaré ha irritado a la diplomacia uruguaya, donde no se muestra condescendencia alguna con la calificada como "diplomacia de los piqueteros".
El silencio de Kirchner ha provocado que se sumen a la polémica personalidades como el escritor uruguayo Mario Benedetti, quien desde España se declaró "indignado" por la actitud argentina y acusó al gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, de estar detrás de todo el problema, al no conseguir que las papeleras se instalaran en su territorio, por exigir "grandes coimas [sobornos]". Busti respondió con unas declaraciones en las que asegura que "está en juego la honra" argentina, y acusó al escritor uruguayo de desviar la atención del tema de fondo del problema que, en su opinión, es si las fábricas que se están construyendo contaminan o no.
El presidente uruguayo ha anunciado la celebración de un Consejo de Ministros en Fray Bentos, el lugar donde se emplazarán las factorías, y ha dicho que presidirá la colocación de la primera piedra de la fábrica de Botnia. "No hay vuelta atrás", reitera Tabaré cada vez que es interpelado sobre las posibilidades de paralizar la instalación de las papeleras. Ecologistas españoles se han trasladado a Argentina para oponerse a la construcción de las papeleras, una de las cuales es de la española Empresa Nacional de Celulosa (ENCE), que perdió un juicio por contaminación ambiental en la ría de Pontevedra. Las dos fábricas suponen una inversión de 1.700 millones de dólares, la mayor de la historia de Uruguay, y crearán 2.000 puestos de trabajo directo y unos 10.000 entre directos e indirectos durante la construcción. Tendrán una producción de 1,5 millones de toneladas anuales de pasta de celulosa. Estarán situadas en la orilla uruguaya del río Uruguay, cerca de la localidad uruguaya de Fray Bentos -a 300 kilómetros al oeste de Montevideo- y frente a la ciudad argentina de Gualeyguaichú, a 150 kilómetros de Buenos Aires.
Su entrada en funcionamiento está prevista para el próximo año. El Banco Mundial tiene congelada la financiación de las dos papeleras, pero las obras ya están en marcha.
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