De nuevo Irak
Primero fue Abu Ghraib. Ahora se publica una segunda e ilustrativa entrega casi a la vez que un vídeo que muestra cómo unos soldados británicos propinan una paliza a unos jóvenes en el Irak ocupado.
A veces no queremos ver la realidad hasta que se nos muestra en toda su crudeza ante nuestros propios ojos. Pero la parte sumergida de un iceberg es tan real como la que asoma a la superficie. ¿O es que alguien cree que en las otras cárceles iraquíes se respetan los derechos humanos? ¿O es que alguien cree que en el asalto a Faluya los soldados llamaban amablemente a las puertas? ¿O es que alguien puede creer que los cien mil muertos de la guerra han fallecido pacíficamente de muerte natural?
¿Alguien puede pensar que en un país ocupado, en guerra, lo prioritario son los derechos humanos?
Lo peor de una guerra es que propicia la impunidad que permite dar rienda suelta a la maldad y la abyección que la condición humana esconde. Y casi nunca hay cámaras allí para mostrarlo, pero sabemos que existe aunque no lo veamos, como sabemos que existe la parte sumergida del iceberg.
Como en el caso de Abu Ghraib, las autoridades británicas se han apresurado a detener para ser juzgados a los responsables directos, y es que hay que tratar de mantener limpia la parte visible del iceberg. La parte sumergida que representa el enorme dolor causado por toda una guerra basada en mentiras quedará impune.
Ahora, después de todo el odio sembrado, la señora Condoleezza Rice, en nombre de su país, quiere adherirse a la Alianza de Civilizaciones.
Ojalá fuera un deseo sincero, y ojalá no fuera demasiado tarde.
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