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Reportaje:

Cambio de guardia en Palestina

Hamás toma hoy el control del Parlamento de Ramala y pone fin a cuatro décadas de hegemonía del partido de Arafat

El segundo Parlamento palestino se constituye hoy bajo el signo de un vuelco histórico. Son más de cuatro décadas de hegemonía de Al Fatah, el partido fundado por Yasir Arafat. Toma el testigo Hamás, el movimiento fundamentalista que triunfó en unas elecciones impecables el 25 de enero y que gozará, con 74 escaños, de amplia mayoría en la Cámara de 132 diputados. El presidente, Mahmud Abbas, encargará al grupo islamista la formación de un Gobierno que sufrirá un permanente asedio del Ejecutivo israelí, mientras la comunidad internacional no esconde su desconcierto.

La era pos-Arafat inicia su andadura en los territorios palestinos en las sedes del Legislativo en Ramala y Gaza, que son hoy polos de atracción de la atención del mundo. Los diputados tomarán posesión de sus escaños y escucharán el discurso de Abbas, elegido en enero de 2005. Se conoce bien la posición que sostendrá el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Encargará la formación del Ejecutivo al movimiento fundamentalista, pero le exigirá también que se someta a su programa político. A saber: reconocimiento de Israel, renuncia a la violencia, y aceptación de los acuerdos suscritos con el Estado judío por la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y la ANP.

Con 74 escaños, el grupo integrista gozará de amplia mayoría en la Cámara
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No puede esperarse que Hamás, 18 años después de su creación, renuncie de la noche a la mañana a sus postulados fundacionales. Los líderes islamistas han descartado sin ambages las demandas de Abbas, reforzadas por el Cuarteto, el grupo mediador compuesto por Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas y Rusia. La iniciativa del presidente ruso, Vladímir Putin, de invitar a una delegación de Hamás a Moscú a comienzos de marzo ha causado irritación en Israel y desorientación entre los mediadores.

A lo sumo, los islamistas anunciarán una tregua de larga data, siempre sometida a la retirada israelí a las líneas fronterizas previas a la guerra de los Seis Días, de 1967. Los síntomas de pragmatismo, no obstante, abundan desde que se conociera su triunfo incontestable en las urnas. Se pronuncian abiertamente por la negociación con Israel y Washington, algo impensable hace escasos meses; han designado candidatos a presidir el Parlamento y el Gobierno a dos de sus líderes más moderados, Abdelaziz Duaik e Ismail Haniya, respectivamente, y pretenden formar un Gabinete de unidad nacional que incluya a todos los partidos, sin excluir a sus feroces rivales de Al Fatah.

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La ceremonia inaugural se celebrará en las sedes del Legislativo en Ramala y Gaza. Dos emplazamientos forzados por la prohibición israelí de que los diputados de Hamás puedan desplazarse desde la franja hasta la capital administrativa en Cisjordania. Estarán conectados por video-conferencia. Sin embargo, 14 diputados no podrán acudir a las primeras sesiones del nuevo Parlamento, en el que figuran seis cristianos y una docena de mujeres. Trece legisladores, una decena de ellos de Hamás, purgan sentencias en prisiones israelíes. Ahmed Sadat, líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina, está recluido en un penal de Jericó. Fue acusado de organizar el asesinato de Rehavam Zeevi, un ministro del Gobierno de Ariel Sharon en 2001.

Tras la constitución del Parlamento, la agenda política estará dominada por la formación del Gobierno. Haniya dispondrá de cinco semanas de plazo para tratar de convencer a los dirigentes de Al Fatah de que se sumen al Ejecutivo. El tira y afloja traerá cola, especialmente en las filas del partido del presidente, que todavía no sale de su estado de conmoción tras la histórica derrota en las urnas. Esas cinco semanas coinciden con la campaña electoral israelí, en la que es muy improbable que el Ejecutivo de Olmert pueda plegarse a la más mínima concesión.

Un policía israelí forcejea con un palestino para impedirle la entrada a la mezquita de Al Aqsa, en el centro histórico de Jerusalén.
Un policía israelí forcejea con un palestino para impedirle la entrada a la mezquita de Al Aqsa, en el centro histórico de Jerusalén.AP

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