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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

El último eslabón de Yugoslavia

El ministro de Exteriores de Montenegro promete una separación pacífica de Serbia tras el próximo referéndum de autodeterminación

Guillermo Altares

La frase que más veces pronuncia Miodrag Vlahovic, ministro de Exteriores de Montenegro es rotunda: "Será un proceso pacífico y creíble". Se refiere al referéndum, que se celebrará a finales de abril, en el que los montenegrinos votarán su separación de Serbia, lo que significará el final definitivo del país que un día se llamó Yugoslavia. Vlahovic visitó Madrid el martes y se reunió con altos responsables del Ministerio español de Exteriores para garantizar que el referéndum no significará una nueva era de inestabilidad en los Balcanes.

"Tal y como fue concebida la presente unión, tenemos derecho a salirnos. Vamos a celebrar un referéndum legítimo en pleno cumplimiento de nuestra Constitución, de forma pacífica. La consulta contará con todos los monitores que sean necesarios. El resultado proporcionará una solución creíble y estable por la que Serbia y Montenegro serán países independientes. Es un proceso normal, atípico para los Balcanes y no va a provocar ninguna crisis. Es el último capítulo de un proceso que debía haberse cerrado hace cuatro años", aseguró Miodrag Vlahovic, de 43 años, en una entrevista en Madrid.

Durante la década de los noventa, Yugoslavia se rompió en pedazos con tres guerras de una enorme crueldad (Croacia, Bosnia y Kosovo; este último conflicto provocó una intervención de la comunidad internacional). El nombre de un país fundamental en Europa durante la guerra fría sobrevivió, pero sólo formado con dos repúblicas, Serbia y Montenegro, y mal avenidas.

Durante la cumbre de Barcelona de 2002, el responsable de la política exterior común, Javier Solana, logró convencer a los dos países para que permaneciesen unidos bajo el nombre de Unión de Serbia y Montenegro. Hasta ahora. El Parlamento de Podgorica se reunirá la próxima semana para decidir la fecha del referéndum -el 30 de abril es la más probable-. El resultado será seguramente un nuevo país en los Balcanes, un Estado minúsculo de 650.000 habitantes con uno de los litorales más impresionantes del Mediterráneo. "Claro que no hay ningún riesgo de inestabilidad", insiste Vlahovic. "Todos los países del entorno y de la Unión Europea están profundamente implicados en el proceso".

El Gobierno de Montenegro ha hecho oídos sordos a las numerosas peticiones por parte de Serbia y de la UE para que el referéndum se retrase, por lo menos hasta que la comunidad internacional decida el estatuto definitivo para Kosovo, la provincia serbia de mayoría albanesa administrada por la ONU, que también se encamina hacia la independencia. "No nos podemos separar de Serbia porque no formamos parte de este país. Fuimos dos estados fundadores de Yugoslavia, que luego se transformó en la Unión de Serbia y Montenegro. Es nuestro derecho legítimo y está en nuestro genuino interés convertirnos en un Estado soberano que controle su desarrollo y su integración en la OTAN y la UE; pero como un país, no como un área o una región".

En muchos aspectos, son ya dos estados diferentes. La moneda que utilizan es distinta (el dinar en Serbia y el euro en Montenegro) y hay una frontera donde se producen controles. "En realidad compartimos el control aéreo y los pasaportes, aunque cada uno fabrica sus documentos. Ya somos dos países, lo que necesitamos es una definición política nueva, pacífica, creíble y democrática", explica el ministro.

Los serbios y montenegrinos están profundamente unidos, por lo que es casi imposible que el proceso acabe desatando una nueva oleada de violencia en los Balcanes. Un cuarto de millón de montenegrinos vive en Serbia y un tercio de la población de Montenegro es serbia. La mayoría de los observadores creen que ganará el sí, defendido por el Gobierno, aunque los partidarios de dejar las cosas como están no son pocos. Los últimos sondeos indican que un 40% está a favor de la independencia y un 33% a favor de continuar formando un Estado con Serbia.

Miodrag Vlahovic.
Miodrag Vlahovic.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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