GM asegura el futuro de su planta de Zaragoza con el nuevo Opel Meriva
La productividad de Figueruelas vence a la mano de obra barata de la planta polaca de Gliwice
El nuevo Opel Meriva se fabricará en la planta zaragozana de Figueruelas y no en la polaca de Gliwice. Tras meses de incertidumbre, el presidente de General Motors Europa, Carl-Peter Foster, lo hizo público ayer tras una reunión con el presidente de la comunidad autónoma, Marcelino Iglesias, celebrada en la sede del Gobierno de Aragón. Foster, acompañado del presidente de GM España, Antonio Pérez Bayona, y del consejero de Economía, Eduardo Bandrés, tras comunicarlo a la plantilla, anunciaba de forma solemne una decisión que se aguardaba desde enero.
Un brindis con cava aragonés celebraba la elección de la planta española que abre un horizonte de respiro hasta el año 2015, no sólo para Figueruelas, sino para las 66 empresas proveedoras de la planta en Aragón, así como para el resto del centenar de empresas asentadas en el corredor del Ebro que dan empleo a 7.000 trabajadores.
Que el nuevo modelo se fabrique en España garantiza la permanencia de la plantilla (un total de 7.600 personas) y las inversiones que, en una primera fase, superan los 160 millones de euros para adecuar la factoría al nuevo modelo. El presidente del comité de empresa, Juan Carlos Sánchez, destacaba ayer: "Es todo un éxito. Ha sido el mérito de toda la plantilla pero quiero decirlo, y de forma muy clara, del magnífico equipo de ingenieros que han elaborado un plan de trabajo excepcional. Un proyecto para fabricar el nuevo modelo que aquilata costes y producción y que es inmejorable".
Fue, precisamente, el coste de producción lo que llevó a los directivos de la multinacional del automóvil a fijar sus ojos en Polonia como alternativa. Los costes laborales son allí más bajos, pero la apuesta por la planta de Figueruelas en detrimento de la polaca se asienta finalmente en la confianza de los directivos en una plantilla que ha logrado altas cotas de productividad y que ha dado un ejemplo de madurez, incluso renunciando a alguna de sus aspiraciones sociales aumentando la flexibilidad en los tiempos de trabajo y aceptando una subida salarial de un punto por debajo del IPC a partir de 2008.
Coste de producción
Lo decía ayer el presidente Foster: "Gracias al trabajo intenso del equipo y a las concesiones de los representantes de los trabajadores, hemos podido mejorar la productividad, hasta tal punto, que el coste de producción por unidad entre Polonia y Zaragoza se ha reducido de tal forma que no tenía sentido mover la planta y ayudó la comparación de las inversiones que había que hacer en Zaragoza con las de Gliwize".
Una de las consecuencias de la fabricación del nuevo modelo será un ajuste en la producción a partir de 2009, entonces, como explicó Antonio Pérez Bayona, la planta tendrá una capacidad básica de producción de 800 coches al día, que se podría incrementar un 10% o un 15% de forma rápida, en caso de que el producto tuviera mayor demanda en el mercado. La mejora en la eficiencia de la planta reducirá la cantidad de horas necesarias para producir un vehículo, (de las 21 del modelo actual a las 16 del nuevo Meriva).
El presidente de GM Europa hizo dos advertencias. Primero, que hay que seguir trabajando sin bajar la guardia y pensando en el futuro modelo de Corsa que comienza a gestarse. Y, segundo, que a partir de ahora será práctica común de la compañía poner a competir sus plantas entre sí para conseguir un modelo.
Los comunicados de felicitación se sucedían ayer y los sindicatos aplaudían la decisión, aunque los más críticos, como CGT, lo hacían con algunas reservas. UGT, CC OO, OSTA y ACUMAGME reconocían que el sacrificio había merecido la pena. El Foro Europeo de Trabajadores emitía un comunicado aplaudiendo la decisión. Para el foro, desmantelar una planta para vestir otra no es oportuno, pero al mismo tiempo piden que se produzca en Gliwice el Agila como segundo modelo junto al Zafira.
El presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, estaba más que satisfecho por haberse logrado la permanencia en un momento crítico. Es una aval de desarrollo "no sólo de los trabajadores, si no de todo Aragón y del corredor del Ebro". Iglesias estuvo siempre convencido, según dijo, de que GM celebraría sus bodas de plata en suelo aragonés.
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