Un estudio destaca la gran riqueza bacteriana del Mediterráneo

Un equipo de investigadores del departamento de Microbiología de la Universidad Miguel Hernández de Elche ha liderado un proyecto de investigación internacional sobre la singularidad y gran variedad de microorganismos que habitan en el Mediterráneo, diferentes del resto de océanos de la Tierra. Esta biodiversidad lo convierte en una gran reserva natural bacteriana, comparable en el mundo vegetal a la selva amazónica. Estas bacterias pueden extraerse y utilizarse en farmacología, pero también en multitud de sectores que hoy en día utilizan microorganismos como materia prima, como pinturas, cosmética o alimentación.

El catedrático de Microbiología Francisco Rodríguez Valera, de la Universidad Miguel Hernández, ha sido el coordinador de este proyecto denominado Miracle y financiado por la Unión Europea. El trabajo se ha desarrollado durante tres años y ha consistido en tratar de describir y aprovechar la diversidad de microorganismos marinos, ya que la mayor parte de los microbios marinos son totalmente desconocidos para la ciencia y sin embargo, según recuerda el profesor Rodríguez, "son esenciales para la ecología global del planeta".

Los microorganismos pueden aprovecharse en fármacos, alimentos y cosmética

Los microbios marinos son los organismos vivos más abundantes en número y biomasa y su extraordinaria diversidad biológica "promete proveer una gama inagotable de sustancias útiles incluyendo fármacos y catalizadores que pueden usarse para fines industriales", manifiesta el coordinador del proyecto. Con este trabajo se ha demostrado que el mar Mediterráneo es precisamente muy rico en bacterias y que estas son muy diversas. "Ahora es necesario que se inviertan recursos para poder explotar esta reserva natural que tenemos muy cerca de nosotros", dice el catedrático de microbiología, que explica que los países ribereños del Mediterráneo no disponen todavía de la suficiente capacidad tecnológica para poder extraer y aprovechar este nuevo recurso.

La diferencia y singularidad de las bacterias encontradas en el Mediterráneo se debe, según los responsables de este proyecto, a que la columna de agua de este mar, a pesar de ser muy profunda, es relativamente cálida; está a unos 14º, mientras que las aguas de los océanos a partir de 200 metros están ya a 0º. Esta característica, principalmente, junto a otras, ha creado un ecosistema único donde viven microbios y bacterias que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo.

En el proyecto Miracle han participado algunas empresas españolas y de otros países, así como otras universidades junto a la Miguel Hernández, como la Universidad de Barcelona, la Universidad de Montpellier, (Francia), o la Universidad de Bergen (Noruega). Durante el trabajo de campo se recogieron miles de muestras, principalmente en los océanos y mares del entorno europeo. El equipo de Elche recogió las muestras en la bahía alicantina. Tras explorar sistemáticamente los distintos ecosistemas marinos, se utilizaron para procesar las muestras modernas tecnologías procedentes de la biología genómica, así como bases de datos y análisis informáticos de secuencias. Una base de datos de microorganismos marinos se localizará físicamente y será mantenida en el campus de San Juan, (Alicante), de la Universidad Miguel Hernández.