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La explosión inmobiliaria empuja a las cajas comarcales catalanas hacia Valencia y Madrid

Las oficinas se instalan en las nuevas promociones y arrancan con el negocio de las hipotecas

Claudi Pérez

No falla. Junto a cada nueva promoción inmobiliaria, suele crecer la oficina de una entidad financiera. La explosión del mercado de la vivienda y del negocio del crédito hipotecario, que funciona a toda máquina pese a los recurrentes augurios de frenazo, se ha convertido en gasolina para la expansión de bancos y cajas. Al margen del consolidado pero más que vivo crecimiento de la red territorial de las dos grandes cajas catalanas, La Caixa y Caixa Catalunya, las cajas comarcales también adaptan sus estrategias al nuevo panorama. Las cajas medianas y pequeñas han desbordado definitivamente su ámbito de actuación natural y aceleran su expansión hacia el litoral mediterráneo y hacia Madrid, siguiendo el rastro de las nuevas promociones.

"Valencia y Madrid son dos de las ciudades más dinámicas en este momento. Madrid es una buena plaza para crecer por la vía del negocio inmobiliario, y en la Comunidad Valenciana, además de vender hipotecas, la base de pequeñas y medianas empresas es muy similar a la del Vallès", afirma el presidente de Caixa Sabadell, Lluís Brunet, para justificar la expansión fuera de Cataluña.

Este es el contexto: la suma de todas las hipotecas para comprar una vivienda creció el doble en España que la media europea (el 23% frente al 10,6%) entre septiembre de 2004 y el mismo mes de 2005, según la Asociación Hipotecaria Española.

Las cajas catalanas están ya muy implantadas en su territorio natural, pero no parecen en situación de dejar pasar la oportunidad: con el tirón del negocio inmobiliario intacto a pesar de los avisos de los expertos e incluso del Banco de España, varias cajas han puesto ya un pie en Madrid y piensan en Aragón y la Comunidad Valenciana como zonas de futuro.

Tanto Caixa Sabadell como Caixa Terrassa, por ejemplo, han anunciado planes para salir de Cataluña, por primera vez, en 2006. El crédito hipotecario de la primera crece al 35% anual. El de Caixa Sabadell, a un ritmo superior al 25%. Se trata de tasas de crecimiento acordes con el boom del negocio inmobiliario en los últimos años, que se ha concentrado, en buena parte, en Cataluña, Madrid y la zona de Levante.

Al margen de las dos grandes cajas, la mayor parte de las comarcales ya han entrado en un proceso de expansión destinado a que el distintivo caixa suene cada vez más fuera de Cataluña.

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Caixa Penedès, Caixa Tarragona y Caixa Laietana llevan ya años fuera, una tendencia a la que se apuntan ahora otras cajas: Caixa Terrassa prevé abrir media docena de sucursales en Madrid, y más adelante implantarse en Zaragoza. Caixa Sabadell también saldrá fuera a partir de 2006, con 45 oficinas en los tres próximos años en Madrid y la zona de Levante. Y así sucesivamente.

La hipoteca como gancho

El patrón de comportamiento de estas entidades se repite en la mayor parte de los casos: "Normalmente, la apertura de una oficina está ligada a una promoción inmobiliaria, de manera que ya está asegurado parte del negocio. Y a partir de las hipotecas se intenta atraer a la clientela. Suelen ofrecerse buenos tipos de interés para captar clientes y, a partir de ahí, nos vamos abriendo paso con el negocio bancario", explica Caixa Tarragona.

El decreto Fuentes Quintana permitió una primera modernización de las cajas de ahorros en 1979, pero no fue hasta 1989 cuando se permitió la expansión de estas entidades fuera de su comunidad autónoma. Ese año, La Caixa abrió 80 oficinas en Madrid.

En la última década se ha producido también una llegada masiva de cajas de otras comunidades a Cataluña: Caja Madrid, Bancaja y la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) tienen una extensa red, pero otras entidades -por ejemplo, Caja España- han puesto en marcha planes de expansión. La estrategia de estas entidades es similar a la de las cajas catalanas fuera de su territorio: abrirse paso a través de las hipotecas para después consolidar el negocio con otros productos.

Aun así, hay excepciones. Caixa Laietana es la octava de las 10 cajas catalanas en la clasificación por recursos de terceros. Pero cuenta con más del 10% de su red en Madrid. Con 25 sucursales -16 en la capital y 9 en el área metropolitana-, la entidad del Maresme abrió su primera oficina en Madrid hace 15 años. "La caja entró con un negocio completamente tradicional, no ligado a las hipotecas, y ha seguido creciendo con ese patrón", explica un portavoz.

Tan sólo Caixa Girona y Caixa Manresa carecen de planes para crecer fuera de Cataluña, aunque ambas tienen presencia en Madrid. Con todo, la mayoría de las cajas no se instalan en la capital, sino en las cercanías. La causa es, de nuevo, la evolución del sector inmobiliario. "Los precios de Madrid han expulsado a parte de la población a las ciudades del cinturón metropolitano, la denominada pata sur. Se trata de zonas con un gran crecimiento demográfico y, por tanto, inmobiliario, y esa es la razón por la que la mayoría de las aperturas se dirigen a esta área", explican fuentes de Caixa Tarragona. Esta entidad, que tiene ya cinco oficinas en Madrid -y de ellas, sólo una en la capital madrileña-, prevé abrir 35 sucursales en 2006 y 2007. De ellas, 10 en Madrid.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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