Gallardón estudia poner radares en Velázquez o Castellana para controlar la velocidad

El plan de calidad del aire presentado el pasado jueves por el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, incluye medidas de "control de la velocidad" como forma de "ahorrar combustible y, por tanto, reducir las emisiones de los vehículos". Entre esas medidas figura la instalación de radares en los paseos de la Castellana y de Recoletos o la calle Velázquez, que podrían entrar en funcionamiento este mismo año y cazarían a los coches que circularan a más de 50 kilómetros por hora, la velocidad máxima permitida en zona urbana. El plan prevé también bonificaciones fiscales para los dueños de coches que usen combustibles "alternativos", como biodiésel, bioetanol o hidrógeno o vehículos híbridos.

La Estrategia Local de Calidad del Aire es un plan a cinco años (2006-2010) y con un presupuesto de 501,8 millones de euros con el que el Ayuntamiento pretende reducir un 13% sus emisiones contaminantes y llegar así a 2010 cumpliendo la normativa europea, que fija un tope de dióxido de nitrógeno de 40 microgramos por metro cúbico de aire para ese año. Madrid alcanzó los 61 microgramos en 2005.

La medida más drástica del plan es la prohibición de entrar al centro histórico que regirá a partir de 2008 para los vehículos que no cumplan la normativa Euro 1: por lo general, los matriculados antes de 1993 si no han instalado catalizadores. Esa prohibición podría ampliarse a partir de 2010 -si los indicadores de contaminantes siguen sin bajar- a todo el interior de la M-30 y a los vehículos anteriores a 2001.

Pero el plan -que será desarrollado a caballo entre este mandato y el siguiente- incluye otras muchas actuaciones, prácticamente ninguna con plazo de inicio establecido. El jueves fueron adelantadas algunas, como la creación de billetes multiusos para el transporte público, las medidas de fomento de la bicicleta o la colocación de dispositivos en las gasolineras para absorber vapores tóxicos. Otras medidas propuestas por la Estrategia Local son las siguientes:

- Radares en el corazón de la ciudad. "La reducción de los límites de velocidad en las vías urbanas es una alternativa para ahorrar combustible y, por tanto, reducir las emisiones de los vehículos", reza la Estrategia Local. Y para reducir la velocidad se tomarán varias medidas: aumentar el número de cruces y semáforos regulados, construir glorietas y badenes "en los puntos más conflictivos" e instalar "radares de velocidad en vías de circulación rápida" similares a los que ya funcionan en la M-30. El director general de Sostenibilidad, Ángel Sánchez, pone ejemplos: "En el paseo de la Castellana, en Recoletos o en calles como Velázquez, a poco que uno se descuida los coches se saltan el límite máximo de velocidad. Esos serán probablemente los primeros puntos en los que se colocarán radares".

Sánchez recuerda que ya existe desde hace unas semanas un radar similar en la plaza de Castilla, que vigila si los coches respetan la velocidad y los semáforos. "Si ese radar, que está en pruebas y aún no acarrea multas, da buenos resultados, colocaremos los otros, éstos ya sí con capacidad sancionadora. Probablemente será este mismo año", precisa el director general.

- Los coches limpios pagan menos. El Ayuntamiento instalará puntos de suministro de combustibles limpios y aplicará bonificaciones fiscales a los dueños de coches que empleen esos combustibles, para incentivar su uso. Estos conductores pagarán menos en impuesto de vehículos y aparcarán gratis en las zonas de aparcamiento regulado con parquímetros, según explicó el coordinador general de Medio Ambiente, Ignacio López-Galiacho.

- Bono-taxi para discapacitados físicos. El plan elaborado por la Concejalía de Medio Ambiente, que dirige Paz González, prevé la creación de un bonotaxi que permitiría aplicar descuentos en el uso de este medio de transporte público a las "personas con movilidad reducida". El abono no sería gratuito, pero sí estaría subvencionado por el Ayuntamiento, que pretende "compensar" así a los discapacitados físicos por la batería de medidas de restricción al vehículo privado que prepara para los próximos años. El número de viajes por bono sería limitado, según Sánchez.

La concejal socialista Carmen Sánchez Carazo, responsable de Sanidad en su grupo, afirma: "La medida estaría muy bien si no fuera porque no me la creo. En la ciudad de Madrid viven unos 100.000 discapacitados físicos. Si el Ayuntamiento no ha sido capaz de subvencionar los taxis adaptados, que sólo hay 90 en toda la ciudad, dudo mucho que vaya a repartir abonos con descuentos a 100.000 personas".

El Ayuntamiento estudia también cambiar la ordenanza para que los taxistas, en el centro histórico, sólo puedan recoger viajeros en las paradas establecidas. "Se trata de evitar que haya permanentemente una flota de vehículos vacíos circulando por el centro. Pero es sólo una propuesta que habrá que negociar con los taxistas. Aún no está decidido si se hará", matiza Sánchez.