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Los obispos arremeten contra el proyecto de reproducción asistida

"Todos fuimos embriones", dijeron los obispos en abril de 2004 en una solemne instrucción pastoral. Ayer, en previsión de que el Congreso aprobase la Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida -la votación se aplazó al próximo jueves-, la Conferencia Episcopal volvió sobre el tema con una declaración de su Comité Ejecutivo. La titulan Ante la licencia legal para clonar seres humanos y la negación de protección a la vida humana incipiente.

Los obispos reiteran que la futura ley supone un grave atentado contra el ser humano. Piden a los diputados católicos que la rechacen. Su "honda preocupación" por el contenido de la ley la expresan diciendo que es una "licencia global para clonar seres humanos" y una "negación de la protección de la vida humana incipiente".

"Las técnicas que suplantan la relación personal de los padres en la procreación no son conformes con la dignidad de la persona y arrastran serios males para las personas, incluidos atentados contra las vidas incipientes, es decir, contra los hijos. Esta ley pasará a la historia como una de las primeras del mundo que da licencia para clonar seres humanos, autorizando la llamada clonación terapéutica. Los adjetivos benévolos no deben inducir a engaño", sostienen, porque se trata de producir seres humanos clónicos a los que, además, no se les dejará nacer, sino que "se les quitará la vida utilizándolos como material de ensayo científico a la búsqueda de posibles terapias futuras". "La ley permite estas gravísimas injusticias y, quiéralo o no, abre la puerta a la futura producción de niños clónicos, es decir, a la llamada clonación reproductiva".

Sin prejuicios

La Conferencia Episcopal dice también que se permite producir embriones humanos no ya para la reproducción, sino como mero material de investigación, y se posibilita la comercialización, tráfico y uso industrial de los embriones humanos llamados "sobrantes" de las prácticas de reproducción.

La jerarquía católica dice alzar su voz a pesar de que esta denuncia "puede ser presentada falsamente como un prejuicio religioso de un grupo social contrario al avance de la ciencia".

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