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Berlusconi no deja títere con cabeza en el arranque de su campaña electoral

El primer ministro italiano arremete contra sus rivales, los jueces y los periodistas

Enric González

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se ha lanzado a la campaña electoral como un Júpiter tronante. Nunca había insultado tanto a tanta gente en tan poco tiempo. Los jueces son comunistas y van a Cuba a hacer turismo sexual, la oposición es tiránica y anticristiana y acumula fraudes financieros; Romano Prodi es "patético", los periodistas italianos y los corresponsales extranjeros son "los peores del mundo". El presidente del Gobierno ha tomado al asalto sus televisiones (todas) y monopoliza el debate político.

Sólo hasta cierto punto puede llamarse debate la andanada de insultos de Berlusconi y el silencio de Romano Prodi, que calla porque espera que Il Cavaliere se arruine a sí mismo. Por el momento, es lo que hay. Ni el centroderecha en el Gobierno, ni el centro-izquierda en la oposición proponen programas coherentes, más allá de algunas vaguedades. A falta de dos meses para las elecciones del 9 de abril, la campaña se basa en la descalificación. En ese terreno, por el momento, Berlusconi parece imbatible.

El presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, se ha visto ya obligado a pedir, por dos veces, un poco de sensatez y menos exhibicionismo televisivo. La presencia de Berlusconi en la pequeña pantalla se cuenta por horas; la de Prodi, por minutos. "Yo salgo más porque tengo que sumar el tiempo que corresponde al presidente del Gobierno, al candidato de la coalición Casa de las Libertades y al líder de Forza Italia", explica, con ironía, el propio Berlusconi. Hasta aliados como el democristiano Marco Follini protestan ante lo que califican "ocupación militar de las televisiones". El posfascista Gianfranco Fini, por su parte, pide a su propio jefe de gobierno "un poco más de respeto".

Los asesores de Berlusconi comentan que el fragor verbal de estos días se debe a la necesidad de "despertar al electorado de centroderecha para evitar la abstención". "Los mensajes positivos llegarán luego", prometen.

Algunos de los "mensajes negativos" podrían acabar en los tribunales. Tanto Romano Prodi como miembros del Consejo Superior de la Magistratura han amenazado con querellas. A los jueces no les ha gustado la acusación berlusconiana de que frenan las investigaciones sobre posibles fraudes en la cooperativa Unipol "para no perjudicar a los suyos, la izquierda". Menos les gustó una frase pronunciada el sábado en un mitin. Alguien entre el público gritó "Que los jueces se vayan a Cuba". E Il Cavaliere respondió: "Estoy seguro de que tienen las ideas ancladas en el pasado, en la escuela de Moscú, y si fueran a Cuba volverían después de haber hecho turismo sexual y sin haber aprendido nada".

En el mismo mitin afirmó que Prodi era un personaje "patético" incapaz de decir otra cosa que "banalidades". Poco antes le había acusado de prevaricar como antiguo presidente del Instituto de Reconstrucción y Social. También acusó al Partido Comunista (para él los Demócratas de Izquierda siguen siendo el PCI) de defraudar a la Seguridad Social "ocultando" a sus propios empleados como asalariados cooperativos.

Prodi, católico, nunca ha dicho que quiera cambiar el Concordato con el Vaticano. Dice en realidad lo contrario. Para Berlusconi, sin embargo, Prodi desea "ofender al cristianismo italiano" con una campaña antivaticana y recortar la financiación a las parroquias. Berlusconi, que siempre se ha llevado mal con la prensa de su país, opina que en Roma se concentran también "los peores corresponsales extranjeros" porque los directores de los principales medios "odian Italia y envían a ella a sus redactores menos capacitados".

Prodi, mientras, prefiere callar y encajar los insultos. "Cuando acabe esta polvareda me tocará limpiar a mí", dice, convencido de que los sondeos siguen augurándole la victoria. El candidato de la oposición acepta incluso el mote que le ha colgado el centroderecha, el de Profesor Mortadela (por ser boloñés como el embutido): "En las próximas elecciones", promete, "asistiremos al triunfo de la mortadela".

Silvio Berlusconi, durante un mitin en Rávena el pasado sábado.
Silvio Berlusconi, durante un mitin en Rávena el pasado sábado.ASSOCIATED PRESS

DUELO DE ACUSACIONES

- La campaña se llena de descalificaciones, y en ese terreno, Berlusconi parece imbatible

- El democristiano Follini protesta por la "ocupación militar de las televisiones" por parte del primer ministro

- La presencia de Berlusconi en la pequeña pantalla se cuenta por horas; la de Prodi por minutos

- Romano Prodi: "Cuando acabe esta polvareda me tocará limpiarlo todo a mí"

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