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La OTAN aspira a proteger las líneas de suministro de energía

La Alianza Atlántica se convierte en una fuerza mundial, por encima de la UE

Andrés Ortega

La OTAN, convertida en una alianza de alcance mundial, vuelve a la primera línea, a la "primacía" -palabra que utilizó la canciller alemana, Angela Merkel, en la 42ª Conferencia de Seguridad de Múnich- en el diálogo estratégico entre Estados Unidos y sus aliados europeos. "No como policía mundial", sin embargo, como recalcó su secretario general, Jaap de Hoop. La recuperación de la OTAN como marco central y prioritario de consultas políticas y estratégicas es todo un cambio.

En la edición del año pasado de la llamada Wehrkunde de Múnich, el ex canciller Gerhard Schröder abogó por un diálogo directo entre la UE y EE UU. Semanas después, en su visita a Bruselas, George Bush respondió positivamente, pero la idea se vino abajo con el fracaso de la Constitución europea.

El senador demócrata estadounidense Joe Lieberman sugirió que la OTAN analizara sus bazas militares para, llegado el caso, obligar a Irán a detener su sospechado programa militar nuclear. Pero para De Hoop, aunque se llegue a discutir este problema en la OTAN, la voz cantante en la crisis con Irán la deben llevar ahora los UE-3 (Reino Unido, Francia y Alemania) y Estados Unidos, que están muy unidos en sus visiones. De Hoop planteó la idea novedosa de que la OTAN, en conformidad con su Concepto Estratégico, se ocupe de la seguridad energética, de las líneas de aprovisionamiento.

¿Se han rendido todos en Múnich a esta visión de Merkel? Una ministra se resistió. Como era de esperar, la francesa Michèle Alliot-Marie, que pidió "definir una nueva asociación entre la UE y Norteamérica más equilibrada". A la vez, reclamó la "preservación de una legalidad internacional incuestionable", en la que "la ONU es la única depositaria de la legitimidad internacional", para redefinir el proyecto transatlántico basado sobre valores comunes, y alertó contra una dispersión de las actividades de la OTAN, cuya prioridad es ahora Afganistán.

El ministro alemán de Defensa, Franz Josef Jung, insistió en una "nueva cultura del diálogo" y en una "nueva cultura de la disputa", además de pedir que se discutiera una asociación estratégica entre la UE y la OTAN, organizaciones de cuyas relaciones se queja De Hoop. Merkel también se había pronunciado por una Europa fuerte. Pero lo que ha habido en Múnich son, sobre todo, loas a la OTAN.

La Alianza Atlántica vive un proceso de transformación radical, con la creación de una Fuerza de Respuesta Rápida (NFR) que De Hoop quiere que esté operativa para la cumbre atlántica de Riga en noviembre. Sigue luchando además por una financiación común, para que los que participen en un despliegue de tropas o materiales no sean los que tengan que pagar doblemente en una "lotería invertida", como le ha ocurrido a España en Pakistán. Para De Hoop, si la OTAN se mete en una operación, todos sus miembros deben participar. Pues si la OTAN ha recuperado peso, no se ve una mayor solidaridad interna. Alliot-Marie propuso que la UE, con sus Grupos Tácticos, se dedique a las primeras intervenciones para intentar parar conflictos y la OTAN entre después con su NFR. El problema es que las tropas nacionales asignadas a un concepto o al otro son las mismas.

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Merkel insistió en que la OTAN debe empezar a trabajar sobre un "análisis permanente compartido de la amenaza" y revisar el Concepto Estratégico de la Alianza, cuya última versión data de 1999, y sólo a partir de 2008 plantearse nuevas ampliaciones. Entre éstas no figura la de Israel, explicó De Hoop a un grupo de periódicos, entre ellos EL PAÍS, a una pregunta sobre la propuesta de Aznar en ese sentido. Pero la OTAN, en su afán no de convertirse en una alianza mundial para hacer frente a amenazas globales como el terrorismo, la proliferación de armas de destrucción masiva o de Estados fallidos, busca "socios globales" con los que colaborar en operaciones como la de Afganistán. Ha reforzado sus relaciones con Japón, Corea del Sur, Australia o Nueva Zelanda.

El secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld (centro), bromea con el presidente de la Conferencia de Seguridad, Horst Teltschik (izquierda), y el secretario de la OTAN, Jaap de Hoop, el sábado en Múnich.
El secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld (centro), bromea con el presidente de la Conferencia de Seguridad, Horst Teltschik (izquierda), y el secretario de la OTAN, Jaap de Hoop, el sábado en Múnich.EFE

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