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El Guggenheim de Nueva York recorre la obra de David Smith

El museo exhibe 160 esculturas y dibujos en el centenario del nacimiento del artista

La trayectoria creativa de David Smith (1906-1965), escultor esencial del expresionismo abstracto estadounidense, es el objeto de una gran retrospectiva inaugurada ayer en el Museo Guggenheim de Nueva York con motivo del centenario de su nacimiento. Desde sus obras iniciales, influidas por el cubismo y el surrealismo, hasta la madurez creativa de sus monumentales piezas tardías, pueden verse hasta el 14 de mayo en la muestra David Smith: a centennial.

El museo ha reunido más de 120 esculturas y 41 dibujos que en verano viajarán al Centro Pompidou de París y en otoño a la Tate Gallery de Londres. Es el producto de cuatro años de trabajo de la comisaria española Carmen Giménez, una de las especialistas en arte contemporáneo del Guggenheim. Su profundo conocimiento de la obra escultórica de Pablo Picasso y del trabajo de Julio González, pioneros en el uso del hierro en la escultura de las vanguardias y creadores del concepto de escultura como "dibujo en el espacio", la predispuso "de forma natural" hacia la obra de David Smith.

"Smith encarnó el nuevo espíritu de las vanguardias, que reclamaba que el artista no fuera un artesano equipado con herramientas tradicionales. Comenzó a trabajar en el periodo de entreguerras y estuvo claramente marcado por una América en conflicto con su actitud reverencial hacia el arte europeo. Sin embargo, su absoluta independencia y su sólida autoestima como artista le llevó a buscar un camino propio mucho antes de que el arte americano encontrara su lugar en la escena internacional", explica Giménez en el cuidado catálogo de la muestra.

Pero Smith, igual que Julio González, tuvo muchas dificultades para obtener el reconocimiento de sus contemporáneos. "Ambos atravesaron largos periodos de incertidumbre y desasosiego; fueron obligados por el destino a construir puentes entre épocas y generaciones. Y los dos poseían una independencia que rozaba en la obstinación, algo que provocó su marginación. Simplemente, no encajaban en los nichos creados por los historiadores del arte", asegura Giménez. Ahora en cambio, Smith es considerado en Estados Unidos como "el Pollock de la escultura" y una de sus obras fue subastada el pasado otoño por más de 20 millones de euros, la cifra más alta jamás alcanzada por una escultura.

Candida Smith, hija del artista y componente esencial en la organización de la muestra, declaró durante la inauguración que la obra de su padre "aún es poco conocida en Europa", aunque subrayó que España "es el país que mejor le ha tratado" ya que centros como el IVAM o el Reina Sofía le han dedicado amplias exposiciones en la última década. "Mi padre admiraba a González y a Picasso y esa relación se ha visto reflejada en el interés que España ha mostrado por él", dijo.

Más difícil

El problema, según Carmen Giménez, es que "la escultura sigue siendo un medio mucho más difícil de entender que la pintura ya que reclama una sensibilidad más ardua. El color y el tema acercan con más facilidad la pintura al público, pero en la escultura, si no se trata de algo figurativo, a la gente le cuesta entenderla".

La exposición David Smith: a centennial, organizada cronológicamente, ahonda en la obra de un artista nacido en Decatur (Indiana) al que le atrajo el mundo de la escultura tras un viaje a las Islas Vírgenes en 1932. Estudió pintura en Nueva York, donde había comenzado a pegar objetos en sus lienzos, que se convirtieron en la base de construcciones de madera y metal que pintaba con colores brillantes. Influido por las vanguardias europeas, y gracias a su experiencia como soldador en una fábrica, Smith comenzó a ensamblar metales creando series en la línea de estructuras abiertas exploradas por Picasso y González.

"No sé si hago esculturas pintadas o pinturas con forma", dijo entonces. A finales de la década de los treinta creció su interés por el surrealismo para dejar paso tras la guerra a un simbolismo personal cargado de exploraciones autobiográficas. Eliminó el pedestal de las esculturas, colocándolas a la misma altura que el espectador, algo que tendría gran influencia en el arte minimal. Paralelamente fue incrementando la escala de sus creaciones y desarrollando series como Tanktotem y Forgings. Su abrupta muerte en accidente de tráfico, al igual que Pollock, truncó a los 59 años su madurez creativa.

<i>Tanktotem I</i> (1952), de David Smith (The Art Institute de Chicago).
Tanktotem I (1952), de David Smith (The Art Institute de Chicago).
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