El traslado de la 'narcosala' de Vall d'Hebron al interior del hospital divide a los vecinos
La reunión prevista para el lunes entre la Generalitat y la plataforma está en el aire
El polémico centro de ayuda a los toxicómanos de Vall d'Hebron, que ocupa un módulo prefabricado, se trasladará en breve al interior del recinto hospitalario. La plataforma No a la Narcosala dice que esta medida de la Administración es insuficiente y exige el cierre temporal del centro. Sin embargo, la asociación de vecinos de Montbau -una de las cuatro que la integran- ve esta decisión como un paso para desbloquear el conflicto. El director general de Salud Pública, Antoni Plasència, pretende reunirse el lunes con los vecinos, que aún no han decidido si acudirán.
Desde que se puso en marcha en julio, la narcosala de Vall d'Hebron ha provocado el rechazo frontal de una parte de los vecinos. Constituidos en plataforma, se echan a la calle, puntualmente, casi todos los miércoles. Se concentran por la tarde frente al recinto hospitalario y en reiteradas ocasiones han cortado al tráfico la Ronda de Dalt. Aunque la asistencia a estas manifestaciones ha disminuido, los vecinos siguen adelante con sus protestas. "Hace 15 días, algunos arrojaron pintura al módulo, y hace dos, increparon a uno de los usuarios y tuvimos que llamar a los Mossos d'Esquadra", se lamentaba ayer el coordinador de la narcosala, Marc Rovira.
La plataforma No a la Narcosala exige, como condición para poner fin a sus protestas, que el centro de atención para toxicómanos deje de funcionar. Al menos, temporalmente, mientras el Ayuntamiento pone en marcha el plan de equipamientos de drogodependencia, que prevé instalar también este tipo de centros en otros distritos de la ciudad. Pero la Administración no contempla la posibilidad del cierre. La oferta hecha por la Agencia de Salud Pública de Barcelona propone otra solución, que ha provocado divisiones entre los afectados.
Los planes de la agencia consisten en trasladar la narcosala, que ahora está ubicada en un pequeño módulo prefabricado en el exterior, cerca de la calle, al interior del hospital. El centro se instalará en las dependencias que hasta ahora había ocupado el Centro de Atención Primaria (CAP) de Vall d'Hebron. El traslado debería haber comenzado a finales de enero, pero ha acumulado retrasos y se iniciará en los próximos días, según fuentes de la Agencia de Salud Pública.
"El problema será el mismo. Los toxicómanos continuarán entrando y saliendo para buscar su dosis", aseguró Manel Bello, uno de los portavoces de la plataforma, que está integrada por cuatro asociaciones de vecinos: Parc de Vall d'Hebron, Penitents-Taixonera, Sant Genís y Montbau. Precisamente los miembros de esta última asociación sí creen que el traslado es un paso para buscar una salida al conflicto: "Estamos de acuerdo, pero hay que añadir más cosas; por ejemplo, que se abran narcosalas en otros puntos de Barcelona", señaló José Luis Torres, de Montbau.
El 20 de enero, el director general de Salud Pública de la Generalitat, Antoni Plasència, tenía la intención de reunirse con los vecinos para negociar. Pero sólo asistieron al encuentro representantes de la asociación de vecinos de Montbau y cuatro entidades del distrito. La plataforma justificó entonces su ausencia alegando que el director no había facilitado un orden del día con los temas que se tratarían. Según dijo ayer otro portavoz de la plataforma, Manel Forcales, Plasencia les ha convocado por carta a una nueva reunión. El encuentro debería producirse este mismo lunes.
Según Forcales, la plataforma ha replicado con otra carta. En la misiva, piden que cualquier vecino pueda asistir a la reunión y reiteran que también se oponen a la construcción de un albergue para mendigos y de un centro de menores en el barrio. Tanto Forcales como fuentes del Departamento de Salud indicaron ayer que esperan una "respuesta" de la otra parte para saber si la reunión se celebrará.
Ajena a estos contactos, la narcosala continúa funcionando. El centro atiende ya a 98 pacientes, lo que supone un incremento de 24 personas respecto a los datos de noviembre. Según el coordinador del centro, Marc Rovira, la mayoría de los usuarios residen en Horta-Guinardó. Uno de los argumentos esgrimidos por los contrarios al servicio es que en el barrio no existe un problema de drogadicción. Rovira añadió que sólo 29 personas utilizan la sala de venopunción, donde los toxicómanos toman su dosis en condiciones higiénicas.
Mientras, patrullas de vecinos de Vall d'Hebron "vigilarán" la zona en torno a la narcosala. El objetivo de esta iniciativa, que se pondrá en marcha hoy, es "velar por la seguridad en el barrio a determinadas horas", argumentó Forcales.
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