"Montse murió tras la operación"

La obesidad mórbida es una enfermedad que la familia de Manel Fernández, de 41 años, ha sufrido toda la vida. Su mujer, Montse, murió hace dos años tras una operación de reducción de estómago en una clínica privada. "Ella pesaba 190 kilos y su calidad de vida era nula. Estuvimos esperando casi tres años en una lista de espera para que fuera operada, pero nos cansamos y decidimos ir a la privada. Allí nos dijeron que en menos de un mes la operaban. Salió del quirófano y después de ocho días falleció por una infección derivada de la operación. Tenía 44 años", cuenta este propietario de un videoclub en Barcelona.

Manel, que pesa 130 kilos y mide 1,73, explica que, aunque come bastante, la obesidad mórbida es algo genético en su familia. "Mi padre pesaba 140 kilos, mi tío 130 y mis hijos pesan 110 y 115. Ellos son más altos y hacen deporte, pero tienen que vigilarse si no quieren tener problemas serios".

Además del componente hereditario en su enfermedad, Manel reconoce que la depresión le llevó a veces a dejarse más de la cuenta. "Problemas como el paro te pueden hacer caer en la depresión. Si tienes una mala racha puedes ganar en un día todo lo que has perdido con las dietas de un mes".

Tras morir Montse, Manel se puso a estudiar sobre la enfermedad y hoy es el coordinador de una plataforma de afectados que denuncia la escasez de recursos que posee la sanidad pública para atender a este tipo de enfermos y lograr que las instituciones se mojen en el problema de la obesidad infantil. "Si no queremos que los niños lleguen a esta situación tenemos que inculcarles muchas cosas. Hay que poner asignaturas sobre alimentación en las escuelas y enseñarles a comer".