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Los radicales de Hamás protagonizan el cierre de la campaña electoral palestina

Las encuestas auguran una estrecha victoria del partido gobernante Al Fatah

Probablemente no vencerán, pero son los protagonistas de las cruciales elecciones palestinas que se celebran mañana. El Movimiento de Resistencia Islámica Hamás concentra la atención de sus rivales políticos, de los analistas y de los votantes. Y no menos pendientes, y sin ocultar preocupación, se muestran Israel, EE UU y la UE. Nadie ignora que la influencia de Hamás en la legislatura entrante será decisiva, y su eventual ingreso en el Gobierno suscita ya recelos y controversias en Al Fatah, el partido gobernante, y amenazas de Israel y Washington.

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Las encuestas conceden, por márgenes de entre dos y diez puntos, la victoria a Al Fatah, la formación que cuenta con 62 de los 88 escaños en el actual Consejo Legislativo (Parlamento) y que ha dominado a su antojo en los últimos 12 años la vida política de los territorios ocupados por Israel. Ocurra lo que ocurra, el vuelco en el panorama político es inevitable. En el partido creado por Yasir Arafat aflora el nerviosismo; arrastra una severa crisis, producto de sus prácticas corruptas, admitidas por sus dirigentes, y las declaraciones de sus líderes son contradictorias.

¿Debe Hamás participar en el próximo Ejecutivo? Maruan Barghouti, cabeza de lista de Al Fatah, aboga desde la cárcel -donde purga cinco cadenas perpetuas- por un "Gobierno de salvación nacional". El viceprimer ministro Nabil Shaat, a su vez jefe de la campaña electoral, lo rechaza. El primero representa a la generación que se partió la cara en las dos Intifadas. El segundo, casi septuagenario, acompañó a Arafat en el exilio de Túnez y es diana de las críticas más aceradas. La crisis de Al Fatah es profunda.

"Auténticos ladrones"

"Tras la muerte de Arafat no surgió una figura capaz de mantener unido el partido. Desde los Acuerdos de Oslo, en 1993, a Al Fatah se le ha culpado de todos los males y su credibilidad se ha desmoronado porque el partido ha sido secuestrado por una camarilla que lo utiliza para legitimar sus intereses. Algunos de sus dirigentes son conocidos por ser auténticos ladrones", opina Hisham H. Ahmed, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Bir Zeit. No obstante, miles de familias viven de los sueldos que paga la Autoridad Nacional Palestina (ANP), y eso pesará en las urnas.

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En esta tesitura, Hamás, fundado en 1987, días después del estallido en Gaza de la primera Intifada, sacará provecho de su continuada labor social entre los más desfavorecidos; es decir, casi toda la población. Se presenta por primera vez a unas elecciones generales y los síntomas de pragmatismo afloran un día sí y otro también. Uno de sus líderes, Mahmud Zahar, declaraba ayer que "la negociación con Israel no es un tabú", afirmación impensable hace pocos meses. Y las disensiones internas son, hasta la fecha, excepciones muy aisladas.

Una de ellas se refiere al ingreso en el futuro Gobierno. Varios de sus líderes apuestan por hacerlo. Otros lo rechazan sin ambages porque estiman que todavía no ha llegado el momento y que la resistencia armada debe proseguir. "Si el pueblo nos da confianza, tendremos que considerarlo", declaraba el pasado miércoles en Gaza a este diario Mohamed Shihab, dirigente y candidato islamista. Jalil Nofal, uno de los máximos jefes de Hamás, añade: "Ismail Hania prefiere entrar en el Gobierno. Yo me opongo, pero depende de los resultados y de lo que decida democráticamente el partido".

EE UU, que presionó al Estado judío para que permitiera la participación de Hamás en los comicios, califica a este movimiento de organización terrorista y ha comunicado al Gobierno israelí que no reconocerá un Ejecutivo del que formen parte los fundamentalistas. La UE ha advertido de que las ayudas financieras a la ANP podrían ser revisadas. "Estoy seguro de que cuando tengan contacto directo con nosotros cambiarán su manera de mirarnos. Israel les proporciona una imagen pésima de Hamás, pero se darán cuenta de que no somos unos extremistas", afirma Shihab.

Paradójicamente, Israel tampoco desea malos resultados para los islamistas, según algunos comentaristas. Si fracasaran, su retorno a la violencia, dejada de lado desde hace un año, estaría garantizado. El Gobierno de Ehud Olmert ha anunciado que el Ejército interrumpirá durante tres días las constantes operaciones de caza y captura de los militantes palestinos para permitir que los comicios transcurran con tranquilidad.

Las opciones del resto de contendientes son escasas. Tan sólo Palestina Independiente, la lista del cardiólogo Mustafá Barghouti, puede alcanzar, a tenor de los sondeos, alrededor del 8% de los sufragios.

Un militante palestino enmascarado asiste armado a un mitin del partido Al Fatah.
Un militante palestino enmascarado asiste armado a un mitin del partido Al Fatah.REUTERS

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