_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La caspa

Manuel Vicent

La convivencia entre parejas siempre se establece por el nivel más bajo de los dos. Si madame Curie o Virginia Woolf se casaran hoy con uno de esos patriotas cabreados que se retroalimentan oyendo la Cope, lo más seguro es que acabaran siendo también unas reaccionarias descerebradas. Sin duda, estarían a favor de la enseñanza obligatoria de la religión, creerían que España está a punto de romperse en pedazos y entenderían que algunos militares estén dispuestos a tomar cartas en el asunto, pero es impensable que su marido se interesara por el descubrimiento del radio o por el grupo literario de Bloomsbury. Si Einstein o Arthur Miller se casaran hoy con una de esas ricachonas enjoyadas como las burras toledanas cuando las cargan de loza, lo lógico es que se tragaran hasta las heces toda la basura de Salsa Rosa o de Aquí hay tomate, mucho antes de que ellas se preocuparan por entender la teoría de la Relatividad o se conmovieran viendo Muerte de un Viajante. La convivencia por la línea más baja no sólo se establece entre parejas. En la sociedad hay también políticos y líderes de opinión que generan mucha caspa ideológica y nos obligan a convivir en un nivel inferior a nuestros sueños. Atravesar el día de forma limpia sin que esa caspa ataña a tu moral es una empresa muy ardua. Hay que realizar en cada momento un gran esfuerzo para no deslizarse por esa suave pendiente que lleva de forma natural hacia la estupidez o la ignominia. Cada mañana hay que levantarse de la cama con un firme propósito: no oír esa emisora histérica, no leer ese periódico amarillo, que ese militar golpista no te fastidie el desayuno, que el matonismo verbal de cierta derecha que rebuzna cada día con más fuerza no altere tu estilo de vida, que los regüeldos grasientos de un senador franquista no te impidan disfrutar de una sobremesa agradable con los amigos, que no te excite comprobar en cada telediario que el Partido Popular juega de nuevo a reventar al Gobierno hasta poner la democracia al borde del precipicio, que la agresividad de los gallos que cacarean en la vida pública no perturbe tu ánimo cuando Mozart llene serenamente tu espacio privado a media tarde. Pese a todo, por mucho esfuerzo que hagas cada día, puede que llegues a la noche cubierto con esta caspa ibérica y deberás ducharte por dentro antes de meterte en la cama. La política y la moral de este país se han convertido en una pesadilla muy cutre, pero mientras oigas Don Giovanni, como un acto de rebeldía, te sentirás a salvo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_