Siguen los humos
Al poco tiempo de la entrada en vigor de la mal llamada ley antitabaco, ya he podido ver que en realidad es un auténtico desastre. Antes de que se aplicara, yo era uno de esos ilusos que pensaba que por fin que los fumadores pasivos íbamos a poder dejar de tener que tragarnos por obligación el humo, al poder elegir entre establecimientos hosteleros. Mi decepción ha sido total al comprobar la práctica inexistencia de establecimientos libres de humo.
En Bilbao, hasta el momento, solo he logrado encontrar tres establecimientos en los que no está permitido fumar, y dos más que anuncian tener zona de fumadores y de no fumadores; además, de estos cinco locales, tres son restaurantes y sólo dos bares. En numerosos establecimientos la ley no se cumple, puesto que no se anuncia en el exterior si se puede fumar o no; y en los de más de 100 m2, amparándose en que hay ocho meses para realizar las modificaciones, se permite fumar sin diferenciar zonas.
Mientras tanto, los fumadores pasivos tenemos que tragarnos no sólo el humo, sino todas las falacias e hipocresías de los fumadores. ¿Quiénes son los que nos imponen su humo y nos ponen en riesgo de enfermar a quienes no tenemos culpa de sus malos hábitos? Insto a todos los fumadores pasivos a que mostremos nuestro malestar a los responsables y camareros de los establecimientos en los que no se cumple la ley; y a aquellos que han elegido permitir fumar, hacerles saber que muchos de sus clientes no estamos de acuerdo con su elección.
Está claro que la única ley antitabaco válida y eficaz será aquella que prohíba fumar en todos los establecimientos cerrados.
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