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El 'Paraíso perdido', de Milton, vuelve "libre de peripecias canónicas"

Elisa Silió

¿Quién es el héroe de Paraíso perdido, el gran poemario épico inglés de John Milton? ¿Dios, Adán, Eva? Para el estudioso y traductor de Milton Bel Atreides, el responsable de que "siga hablándonos directamente" es Satán, y así lo dejó claro en la presentación ayer de su edición bilingüe y crítica de Paraíso perdido (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores). Son muchas las preguntas que se hace Atreides acerca de esta reflexión sobre Dios, la culpa, el pecado y la justificación del mal, considerada portal de la modernidad. Milton (Londres, 1608-1663) fue enemigo acérrimo de la corona -"un atentado contra el libre desarrollo del individuo"-, pero ¿es posible que le complaciese la imagen de Dios como rey guerrero, líder de las tropas angélicas? "He querido que cada lector tenga una imagen distinta y disfrute con ella, que no sea modificada por peripecias canónicas", precisó el traductor barcelonés conocido por el seudónimo de Bel Atreides.

El poeta Jenaro Talens, que acompañó a Atreides en la mesa, opina que a Milton le sucede como al Quijote, "que todo el mundo dice que es maravilloso, pero que casi nadie lo ha leído por su dificultad y la gran acumulación de conocimientos que encierra".

Con la abolición de la monarquía en 1649 Milton se convirtió en Secretario de Lenguas Extranjeras del protectorado de Cromwell y en sus escritos hizo una encendida defensa del divorcio, la libertad de prensa o la tolerancia religiosa. "Habla de la necesidad de profundizar en la democracia, y el planteamiento de determinadas libertades civiles que no eran lo propio de finales del siglo XVII", subrayó Talens.

La restauración de la monarquía Estuardo en 1660 le obligó a buscar refugio y fue entonces cuando escribió Paraíso perdido, un libro para un público "apto pero escaso", según su autor. "Ésta es la obra para la que Milton estuvo preparándose desde siempre, y en la que puso todo lo que podía poner de sí", reflexionó Atreides. "Su escritura fue un acto heroico porque lo escribió ciego -las musas le inspiraban por la noche y por la mañana alguien escribía los poemas que había creado-, y perseguido por enemigos políticos, en una época en la que a los adversarios se les colgaba y antes de que se ahogaran les decapitaban y desmembraban", prosiguió contando.

Talens también alabó su valentía, pero lo hizo desde el lamento: "Dedicó su vida a defender sus principios, que curiosamente hoy se ponen en cuestión de manera torticera".

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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