España pierde terreno en innovación y baja al puesto 16 de la Unión Europea

España es el único país de la antigua Europa de los Quince que pierde terreno en innovación, según un estudio de la Comisión Europea. En el trabajo, el quinto sobre esta materia, España ocupa el puesto 21 (dos más atrás que en 2004) entre los 33 países analizados, los 25 de la UE más EE UU, Japón, Islandia, Suiza, Noruega, Turquía, Bulgaria y Rumania. En la UE-25, España ha retrocedido al puesto 16, en especial, por aspectos como educación, tecnologías y patentes. Una de las prioridades del actual Gobierno es la mejora de la productividad a través del desarrollo tecnológico.

Debido a su deficiente comportamiento, España se ha situado entre los países que experimentan "una pérdida de terreno" en la innovación, un caso en el que se encuentran también Estonia, Bulgaria, Polonia, Eslovaquia, Rumania y Turquía. Si se considera sólo la Europa de los Veinticinco, España ocupa el puesto 16. Por delante se encuentran, por ejemplo, países como Hungría y Eslovenia.

El informe de la Comisión valora la evolución de 26 indicadores que miden aspectos como el gasto en I+D, la difusión de la banda ancha, el espíritu empresarial, el número de patentes o la inversión en tecnología. Destaca, en el caso español, la pérdida de terreno en educación juvenil. El indicador de la educación juvenil de los españoles ha pasado del 87% de la media de la Unión Europea en 2000 al 81% en 2005.

Los expertos que han elaborado el trabajo advierten de que este dato negativo hay que contrastarlo, sin embargo, con el incesante crecimiento de las personas con estudios superiores, que en el mismo periodo ha pasado del 113% al 120% de la media comunitaria.

Según los autores, una de las interpretaciones posibles es que la mejora de las condiciones de empleo puede haber provocado un mayor abandono de la escuela a una edad más temprana.

A pesar de situarla entre los países en retroceso, el informe considera que España ha mantenido un comportamiento "relativamente equilibrado en cada uno de los indicadores que miden la innovación con la excepción del muy débil rendimiento del espíritu empresarial". En este capítulo hay que destacar el bajo nivel en la cooperación para la innovación entre las pequeñas y medianas empresas, que pese a haber registrado un importante aumento de 2,7 a 4,4 puntos, se encuentra en el 38% de la media.

Otro capítulo con un retroceso inquietante es el indicador que mide los recursos destinados a las tecnologías de la información y telecomunicaciones, que en el mismo periodo han pasado del 85% al 83% de la media comunitaria. En cambio se registran avances en la penetración de la banda ancha, aunque sólo se encuentra en el 88% de esa media.

Los recursos destinados a I+D (investigación y desarrollo) experimentan un progreso importante tanto por parte del sector público como en las empresas, aunque se mantiene una importante diferencia a favor del primero. Mientras el gasto de las administraciones públicas ha pasado del 64% al 70% de la media europea, en las empresas ha pasado del 49% al 45%.

Problemas futuros

Una de las peores notas corresponde a las patentes registradas en la Oficina Europea de Patentes, que indica que el nivel español es tan sólo el 19% de la media europea. Respecto a las patentes registradas en Estados Unidos, el nivel es sólo del 11%.

El director general de Empresas de la Comisión, David White, señaló los aspectos contradictorios relativos a España, que registra datos económicos muy buenos durante los últimos años, pero "su nivel de innovación no sólo no avanza sino que incluso pierde terreno". Según White, si se mantiene esta situación, se pueden "plantear problemas en el futuro".

En el campo de la actividad comercial, estas deficiencias ya se dejan sentir. Las exportaciones de productos de alta tecnología se sitúan en el 33% de la media comunitaria, con un ligero aumento respecto al año 2000, cuando suponían el 31%.