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Sanidad tardará 22 meses en atender de su alergia a una niña de cuatro años

Oriol Güell

Laura tiene cuatro años y sufre problemas respiratorios y de alergia. "La primavera pasada pasó noches enteras tosiendo. Tanto, que llegaba a vomitar. La pobre no podía ni dormir", recuerda su madre, Nuria López González.

En julio del año pasado, Nuria acudió al hospital 12 de Octubre para que Laura fuera atendida por el servicio de Alergia Infantil. La respuesta que obtuvo la dejó estupefacta: su hija no iba a poder ser atendida en lo que quedaba de 2005 ni tampoco en todo 2006 porque los médicos tenían todas las citas ocupadas.

Ayer, tras cinco meses de reclamaciones, el hospital le dio al fin cita para el 21 de mayo de 2007, a los 22 meses de la primera petición.El hospital admite que el servicio de Alergia Infantil acumula una demora media de 276 días. "La espera de cada paciente depende de la urgencia con que el pediatra lo derive al hospital. Si es urgente o preferente, la espera es menor, pero si no lo es, puede ser mucho más larga", precisa un portavoz del 12 de Octubre. Éste admite que las agendas de 2005 y 2006 de los tres pediatras del servicio de Alergia Infantil han estado cerradas -una agenda se cierra cuando ya no quedan huecos libres para más pacientes durante el año- durante casi todo 2005 por la gran "presión asistencial que soporta la sección de Consulta de Alergia y Neumología", según detalla una carta que el hospital remitió a Nuria López.

El 12 de Octubre asegura que ha empezado a adoptar medidas para mitigar las esperas de casi dos años que soportan algunos pacientes como Laura. "Hemos contratado un cuarto alergólogo infantil para que se incorpore al servicio. También empezaremos a derivar algunos pacientes al hospital militar Gómez Ulla, según un acuerdo de la Consejería de Sanidad", afirma el portavoz.

Problemas respiratorios

Laura empezó a tener problemas respiratorios desde bien pequeña. "Tiene un pequeño problema en la nariz que hace que respire sólo por la boca. Esto hace que siempre haya tenido anginas y problemas respiratorios", explica su madre. "Pero cuando en primavera se pone muchísimo peor. Da pena verla toser y lo que le cuesta respirar", añade.

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Nuria sospechó entonces que su hija podía ser alérgica y quería evitar a toda costa que volviera a pasar una primavera tan mala este año. Pero se topó con otro problema. "El pediatra de mi hija se puso de baja y su sustituto quería esperar a que volviera para estudiar lo de la alergia. Pero la baja ya dura un año y todo esto lo ha retrasado todo", se lamenta.

Al final, aprovechando su trabajo como administrativa en un centro de salud, Nuria consiguió que su hija fuera sometida a unas primeras pruebas de alergia, en las que dio positivo en las gramíneas.

Tras ver estos resultados, el pediatra trasladó a la niña al hospital 12 de Octubre con dos objetivos. El primero era que le realizaran más pruebas para comprobar si era alérgica a más sustancias, explica la madre. "Pero lo más importante es que la alergia debe ser tratada en estas fechas, durante el invierno, para prevenir la reacción alérgica en la primavera siguiente", afirma.

"Por eso me disgusté tanto cuando me dijeron que no quedaban citas libres para todo 2005 y 2006, porque esto condenará a mi hija a volver a sufrir las dos próximas primaveras", se lamenta la madre.

Nuria presentó en el mes de agosto del año pasado una reclamación en el 12 de Octubre. En ella, muestra su "sorpresa e indignación" por la situación, y termina rogando que "intenten solucionar esta situación vergonzosa". "¿Pretenden que mi hija pase otras dos primaveras como la anterior?", termina preguntándose la madre en la reclamación.

El hospital tardó tres meses en contestarla y en la carta (en la imagen) se limita a admitir "la gran presión asistencial" que sufre el servicio, le comunica que "no es posible adelantarle la fecha" de la cita y le anuncia que "ya está abierta la agenda de 2007".

"Es decir, que nada de nada. Que mi hija deberá esperar en total casi dos años en ser tratada y que le quedan por delante dos primaveras horribles. Lo que más me indigna es que mientras el Gobierno regional se gaste millones en campañas de publicidad diciendo que ha terminado con las listas de espera. Es como una broma de mal gusto", concluye.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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