Irán afirma que no se dejará intimidar por la condena internacional
Los dirigentes de Teherán insisten en que su país tendrá energía nuclear con "fines pacíficos"
Los dirigentes iraníes cerraron filas ayer en torno a su programa nuclear y arremetieron con virulencia contra la Unión Europea y Estados Unidos, a quienes acusaron de arrogancia. Irán, insisten, no se dejará intimidar por la amenaza de sanciones. Tampoco el frente internacional está dispuesto a cruzarse de brazos. Los contactos multilaterales se intensifican en busca de una respuesta conjunta. Incluso aliados tradicionales de Irán, como Rusia, han mostrado su alarma por la decisión de Teherán de retomar los trabajos de enriquecimiento de uranio, paso previo para la fabricación de armas atómicas.
Dos días después de que Irán retirase los precintos de varias instalaciones nucleares selladas de forma voluntaria hace dos años, los principales líderes iraníes salieron a la palestra para responder a las advertencias llegadas desde Bruselas y Washington.
Ya en la víspera, Alí Jamenei, Guía Supremo de la Revolución Islámica, había advertido de que las amenazas de sanciones no tendrían ningún efecto. Ayer abrió fuego el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad: "Nuestro pueblo no se dejará intimidar por vuestra agitación, y continuará con firmeza por el camino del progreso y del desarrollo", declaró el líder ultraconservador, que advirtió "a los poderosos" de que Irán continuará sus trabajos para dominar y utilizar "la energía nuclear con fines pacíficos". "Hemos comenzado nuestras actividades de investigación, y si Dios quiere, pronto la energía nuclear estará al servicio de los iraníes".
El siguiente en saltar a la palestra fue Alí Akbar Hachemi Rafsanyani, ex presidente y personaje clave del régimen iraní, que aprovechó el sermón con motivo de la Fiesta del Sacrificio musulmana para lanzar una andanada contra un "Occidente colonial" que pretende, dice, "mantener a Irán en el subdesarrollo". "Es el colmo de la arrogancia y la discriminación (...) No podemos renunciar a nuestro derecho. Ningún iraní está dispuesto a ello, y deben saber que permaneceremos firmes", dijo Rafsanyani, que dirige el Consejo de Discernimiento, la más alta instancia de arbitraje político del régimen. "Con sabiduría defenderemos nuestros derechos. Y si ellos nos crean problemas, lo lamentarán. Irán saldrá vencedor".
En términos más comedidos, el ministro de Exteriores iraní, Manucher Mottaki, esgrimió la necesidad de distinguir entre la investigación y la producción de combustible nuclear, e insistió en que el objetivo de Teherán es producir electricidad. El problema es que el uranio enriquecido puede servir tanto para el funcionamiento de una central nuclear como para fabricar armas atómicas, de ahí que tanto los países occidentales como el propio Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) consideren que las actividades de enriquecimiento de uranio constituyen una "línea roja", que ya Irán franqueó en el pasado a espaldas de la comunidad internacional, y que ahora desean mantener bajo control.
Putin insta a negociar
Tratando de abrir una brecha en la oposición generada por el régimen iraní, Mottaki, que ayer se reunió con el presidente ruso, Vladímir Putin, en Kazajistán, pidió compresión "a los europeos", a los que instó a negociar con Irán "en cooperación con Rusia, China y los países no alineados". No parece, sin embargo, que Mottaki vaya a tener éxito ni siquiera en Rusia, aliado y socio comercial de Irán. El propio viceprimer ministro, Serguéi Ivanov, declaró el martes que la decisión iraní de retomar las investigaciones nucleares le había provocado "una cierta alarma". El canciller ruso, Serguéi Lavrov, dejó constancia de "su profunda decepción", sentimiento que compartía, dijo, con su homóloga estadounidense, Condoleezza Rice, con la que mantuvo el martes una conversación telefónica.
Hasta ahora, Moscú, que ha ofrecido infructuosamente a Irán la posibilidad de enriquecer uranio en territorio ruso, se ha mostrado partidario de seguir negociando para evitar la intervención del Consejo de Seguridad, que pondría en marcha una serie de sanciones a Irán, tal y como proponen EE UU e Israel. Los rusos, sin embargo, podrían cambiar su actitud si Teherán sigue haciendo oídos sordos a las advertencias occidentales.
La posibilidad de trasladar el caso iraní al Consejo de Seguridad fue ayer esgrimida por el primer ministro británico, Tony Blair, en la Cámara de los Comunes. "Es importante que Irán se dé cuenta de que la comunidad internacional se toma esto muy en serio", dijo Blair, que recordó además el contexto en el que Irán retoma sus actividades nucleares, semanas después de que el presidente Ahmadineyad proclamara su deseo de "borrar del mapa" a Israel.
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