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Reportaje:

Fisac rehabilita a Fisac

El arquitecto manchego, de 92 años, supervisa la rehabilitación de su obra: el Centro de Investigaciones Biológicas

El Ministerio de Economía y Hacienda rehabilita el edificio del Centro de Investigaciones Biológicas, proyectado por Miguel Fisac en 1951, entre las calles de Velázquez y Joaquín Costa y considerado como uno de los más característicos del Madrid moderno y de las mejores obras del arquitecto manchego. Éste supervisa hoy la rehabilitación de su propia obra con su autora y colega, Ana Jiménez Díaz Valero.

"Quise presentarme al concurso de rehabilitación y se me dijo que no, pero me admitieron un plan en el que les informaba de todo lo que sé de este edificio y sugería modos de remozarlo", explica el arquitecto nacido en Daimiel, Ciudad Real, hace 92 años.

El edificio muestra dos fachadas y cuatro plantas revestidas de ladrillos, con ventanas de aluminio. Se despliega en dos alas que se juntan en forma de letra V. Las dos fachadas se unen en una tercera, que configura un gran chaflán a las dos calles, rematado por una torre de siete alturas, de superficie cóncava. La torre queda coronada por un pequeño balcón exento, o arengario, que sobresale del paramento y da a la pieza una singular elegancia.

En la base del chaflán, la estatua en bronce de un hombre, sobre un estanque, parece sujetar con su mano derecha extendida en diagonal este esquinazo. En disposición cruzada, la estatua dialoga con la simetría descendente y también diagonal de los siete pisos de ventanas que tachonan la torre.

Sus dos zaguanes a las calles de Velázquez y de Joaquín Costa, se interconectan mediante sendas logias abiertas que quedaban vinculadas a un jardín interior ubicado entre las dos alas. Las dos oquedades exhiben sus vanos soportados sobre pilares de unos cuatro metros de altura, realizados con mosaicos pétreos que, en su juntura sobre vigas, adquieren formas arboladas de gran vigor y elegancia.

Hoy, con la rehabilitación a cargo de la empresa Sacyr ya en marcha, ambos zaguanes se encuentran murados con quince hiladas de piezas de hormigón a modo de parapeto, "por razones de seguridad", según explica una fuente del ministerio de Economía y Hacienda.

El Centro de Investigaciones Biológicas albergó durante décadas laboratorios y salas con un sinfín de matraces, urnas y dispositivos de análisis, que se desplegaban por el interior de las dos alas, así como recintos especiales para la estabulación de animales dispuestos a lo alto de la torre. En este recinto científico situó el escritor Luis Martín Santos su Tiempo de silencio, una de las novelas más acremente críticas de la sociedad española bajo el franquismo.

Las fachadas de este edificio fueron jalonadas por ventanas abatibles al modo escandinavo, toda una innovación hace cincuenta años, revestidas por Miguel Fisac con un tipo muy especial de ladrillos de goterón diseñado por él: se singularizaban por mostrar una rebaba que resolvía el problema de la infiltración de la lluvia, así como por un color acaramelado de singular textura.

Con el tiempo, sobrevino la caída de alguno de aquellos ladrillos a la vía pública. "La orientación a poniente en Madrid daña mucho a algunos materiales", explica Fisac desde una localidad manchega donde descansa. "Con una mera pantalla situada enfrente hubiera podido resolverse aquel problema...", añade. Pero Miguel Fisac no recuerda que la causa principal de aquellas caídas fue una cadena de explosiones de gas acaecida en la calle de Joaquín Costa en el verano de 1972, que dañó la modulación de muchos de los ladrillos originales y desvencijó aquellas atrevidas ventanas.

"Sin ser entonces consultado", se queja Fisac hoy, "y sin poder aportar entonces mi solución", precisa el arquitecto, ladrillos y ventanas fueron sustituidos y quedó tendida una malla perimetral a lo largo de ambas fachadas, para impedir nuevas caídas sobre los viandantes.

Ahora, una vez convocado el arquitecto para supervisar la rehabilitación del edificio, una de sus características más remarcables es que los ladrillos originales van a ser reemplazados por réplicas de su exacto diseño. Así, se ha dispuesto encargar la hechura de los nuevos ladrillos a una empresa afincada en Toledo, que los reproducirá con las mismas rebabas y coloraciones originales.

"La rehabilitación ha de ser muy respetuosa con el diseño original", subraya Ángel Sanz D'Astek, miembro de CIPHAN, organismo que cumple funciones de policía estético-urbanística sobre el patrimonio monumental madrileño. "El proyecto de rehabilitación ha sido modificado para que se respete la estructura de las escaleras", destaca el arquitecto. "El balcón sobre el chaflán es igualmente intocable", remarca.

Consuelo Martorell, presidenta de la Comisión de Patrimonio del Colegio de Arquitectos de Madrid, se muestra confiada en que la nueva actuación respete la creación del autor y del edificio. "El hecho de que Miguel Fisac haya sido convocado a la rehabilitación es la mejor garantía", explica.

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