La tortuga genocida
Entre el cargamento navideño de productos de gran calibre presupuestario y artístico destinados especialmente al público infantil, esta temporada se ha colado la pequeña producción francesa La profecía de las ranas, cinta del año 2003, ganadora del Oso de Cristal al mejor filme de animación y dotada de un dibujo de corte tradicional, en dos dimensiones, con trazo sencillo e imagen más bien anticuada.
La película pretende ser una redefinición de la historia del diluvio universal y se ambienta en una especie de Arca de Noé en la que, a la pareja de animales de cada especie, se unen dos humanos adultos y dos niños. Sin embargo, con independencia de que el filme se desarrolle a través de un ritmo un tanto cansino (la hora y media de duración se adivina excesiva), el núcleo duro de la historia no encaja demasiado bien con los destinatarios de la película: los críos de no más de siete u ocho años. Cierto que los niños pueden quedarse con el mensaje más básico y explícito (ese que transmite enseñanzas orales del tipo: "Nada justifica la venganza" o "cuando se enciende el fuego de la violencia ya no hay quien lo apague"), y que los adultos agradecerán parábolas como la de la malvada tortuga genocida, que pretende acabar con todos los animales del arca que no sean carnívoros. Pero la conjunción de ambos aspectos puede dar lugar a masivos ataques de pánico cuando los más pequeños vean que las gallinas (personajes secundarios) son desplumadas con saña por los gatos y los tigres y, sobre todo, cuando observen en primer plano a los pollos asados a la parrilla.
LA PROFECÍA DE LAS RANAS
Dirección: Jacques-Rémy Girerd. Género: animación infantil. Francia, 2003. Duración: 90 minutos.
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