Tres historias de vida tras el maremoto

Tres países, tres religiones, y tres historias con un nexo común: el tsunami del pasado 26 de diciembre. Tres personas que representan a cientos de miles de afectados y muestran las luces y las sombras de la mayor operación humanitaria de la historia, en la que el reto sigue siendo dotar a los supervivientes de vivienda y de un sustento.

Casi un año después de que el océano Índico lanzara toda su furia sobre una decena de países y matara a 230.000 personas, muchas más siguen luchando desde entonces por rehacer sus vidas. Cientos de ONG y organismos de Naciones Unidas sortean también mil y una dificultades para devolver la normalidad a las zonas afectadas, un complicado proceso que llevará entre cinco y diez años, dependiendo de cada Estado.

En Sumatra (Indonesia), el problema es la terrible situación de las infraestructuras; en Sri Lanka, la existencia de un peligroso conflicto civil, y en India, la actitud hostil del Gobierno. Los tres países tienen grandes dificultades que retrasan la labor humanitaria. En Tailandia y Maldivas, gracias al turismo y a que resultaron menos afectados, es más fácil, pero todos los países afectados tropiezan con la falta de terreno sobre el que construir los cientos de miles de nuevas viviendas necesarias para reubicar a los desplazados.

Otro de los obstáculos es que en la fase de emergencia, muchas personas se hicieron pasar por afectados para beneficiarse de la ayuda que distribuían las ONG. Ahora hay que estudiar a quién se conceden las nuevas viviendas, porque muchos tratan de obtener una sin que les corresponda. Las ONG, por su parte, enfrentadas a la obligación de gastarse las ingentes sumas de dinero recogidas, casi han actuado como empresas con clientes.