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Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

El dilema de Rajoy

Soledad Gallego-Díaz

El Partido Popular se enfrenta a un curioso dilema: cree que la extremada dureza de su oposición al Gobierno le permite mantenerse cerca del PSOE en las encuestas de intención de voto. Sin embargo, esa misma dureza impide que su máximo dirigente, Mariano Rajoy, mejore posiciones en las encuestas de popularidad y acorte la sensible distancia que le viene separando del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Rajoy ha asumido con rotundidad la política de máximo hostigamiento de Rodríguez Zapatero, pero el hecho de asumir al mismo tiempo el protagonismo de esa política le está causando un desgaste personal apreciable. Un efecto secundario, aseguran en su entorno, que preocupa, pero que los dirigentes del PP consideran imposible de solucionar, al menos de momento. Ya habrá tiempo de hacer frente a ese problema, mantienen. Por ahora, "no hay mucho donde elegir". Con todo, explican, Rajoy sigue siendo el único dirigente popular con niveles de aceptación razonables y con capacidad para llegar al conjunto de los ciudadanos. "No tenemos a otro que pueda ocupar ese papel protagonista de hostigamiento y que nos permitiera colocar al candidato en un segundo tono de agresividad", reconoce un experto del Partido Popular.

La nueva Ley de Educación deja "desinflados" a simpatizantes socialistas poco convencidos de los cambios pactados a última hora con la escuela religiosa

Para los socialistas, la situación es justamente la contraria: el presidente del Gobierno se mantiene en buenos niveles de popularidad y el desgaste no le afecta tanto a él como al conjunto del partido. Por eso se ha lanzado a una campaña de movilización de los militantes. "De momento no tenemos que preocuparnos por la imagen del presidente, sino por nuestra gente. Necesitábamos sacar el partido a la calle y que nuestros seguidores comprendan qué esta haciendo el Gobierno en muchos sectores de la política y de la sociedad", explica un dirigente del PSOE. La señal de alarma la dieron unas encuestas que recogían marcadamente el efecto "interno" del debate sobre el Estatuto de autonomía de Cataluña y la escasísima repercusión de la Ley de Educación entre los propios votantes socialistas. La nula gestión "exterior" de la ministra de Educación, en un tema que debería ser "escaparate" del PSOE, ha irritado a muchos dirigentes del partido. "Al final, el tema de la Ley de Educación ha pasado casi sin pena ni gloria para nosotros", se lamenta un diputado andaluz.

De hecho, la nueva Ley de Educación, o mejor dicho los acuerdos de última hora con los representantes de la escuela privada concertada (es decir, con la escuela dirigida en su inmensa mayoría por religiosos), ha dejado "desinflados" a grupos de militantes y simpatizantes socialistas que siempre han contemplado el tema educativo como uno de los básicos de la oferta del PSOE.

"Las concesiones que se han hecho en el último minuto tendrían más sentido si hubieran garantizado la estabilidad del sistema educativo en los próximos años", explica un representante de ese sector. "Es decir, podríamos soportar mejor una ley que sólo es regular desde el punto de vista de nuestra militancia, si a cambio tuviéramos garantizada su durabilidad. Lo cierto es que el acuerdo ha permitido la desmovilización de las protestas de los colegios privados, algo que sin duda necesitábamos en estas circunstancias de gran acoso por parte del PP, pero no el compromiso de los populares de cara a esa estabilidad". Los populares, en efecto, mantienen la educación como campo de enfrentamiento electoral y aseguran que cambiarán la ley en cuanto puedan.

A la espera

Todo en el PSOE, y también en el PP, está, sin embargo, bastante paralizado, a la espera del desarrollo de las negociaciones del Estatut catalán. Para los socialistas, éste es el momento en el que Rodríguez Zapatero tiene que demostrar que su novedoso y a veces, incluso para ellos, inquietante método de trabajo (negociaciones muy abiertas en las que el principal objetivo no es llegar a un punto concreto, sino a un acuerdo mayoritario) es realmente efectivo y capaz de anudar compromisos asumibles por el conjunto de los votantes socialistas y por sus interlocutores. El presidente del Gobierno, aseguran en su entorno, transmite continuamente la impresión de que el acuerdo es posible. Curiosamente, algunos dirigentes socialistas no catalanes se declaran también contentos del progresivo protagonismo y fuerza que parece ir adquiriendo el líder de CiU, Artur Mas. "Si Mas piensa que tiene la Generalitat al alcance de la mano, no dejará pasar la oportunidad de disponer de un Estatut con niveles de autonomía muy mejorados", afirma un dirigente nacional del PSOE.

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