Las buenas causas

The Concert for Bangla Desh fue el evento que estableció el paradigma de los conciertos benéficos: una causa poderosa -en aquel caso, la barbarie desatada por el Gobierno paquistaní contra sus ciudadanos bengalíes- que atrae a figuras estelares y que teóricamente recoge los ingresos de entradas, derechos de transmisión y comercialización en diversos soportes, incluyendo ahora las descargas vía Internet.

Lo de "teóricamente" obedece a la vergonzante problemática de la beneficencia musical: muchas de estas iniciativas pierden dinero o sufren las manos largas de gobiernos e individuos sin escrúpulos. Así, la iniciativa a favor de Bangla Desh dio fuertes dolores de cabeza a George Harrison, pero fue uno de sus grandes momentos como ex beatle. Ahora, Warner vuelve a lanzar en CD y DVD -en ambos casos, con material extra- lo que originalmente era un triple elepé y un largometraje. Y los fondos irán directamente a Unicef. Resultó una noche mágica: prácticamente sin ensayos, todos sonaron bien y hasta Dylan hizo honor a su repertorio.

Treinta y cuatro años después, el citado paradigma ha evolucionado: Live 8 pretendía ejercer presión contra los líderes del G-8 para que se comprometieran a colocar la tragedia de África en el primer lugar de su agenda; lo de generar dinero de emergencia era un objetivo secundario. Allí estuvo, más allá de consideraciones estéticas, la plana mayor del pop masivo, desde U2 a Madonna. Ahora se edita (EMI) un paquete con cuatro DVD, con diez horas de música -incluyendo imágenes inéditas de los ensayos y detrás de las bambalinas-, bajo el lema de "One day, one concert, one world". El mundo de la música reaccionó generosamente ante la catástrofe del huracán Katrina, algo inevitable ya que se reconoce la posición central de Nueva Orleans en la historia del jazz, el blues, el rock and roll y el soul. Entre las abundantes iniciativas a favor de la ciudad y, especialmente, sus empobrecidos músicos, dos discos notables: A celebration of New Orleans music (Rounder/Karonte) ofrece una rotunda colección de clásicos de la ciudad, con especial atención a los sonidos del carnaval. Our New Orleans (Nonesuch/DRO) tiene la particularidad de haber sido grabado tras el desastre y sus emotivas interpretaciones contienen abundante dolor y la voluntad de reconstruir la ciudad pese a todo.