Recuperación de la cárcel de Ranilla

El 26 de noviembre, volví a recorrer las destartaladas galerías de la vieja cárcel de Ranilla, donde miles de españoles, tras su calificación alegal de delincuentes, pagaron en largos años sus delitos "contra España", en la terminología de la época. Entre aquellos reclusos, los denominados delitos políticos significaron el factor diferencial que distingue esta calificación en un país sojuzgado por una dictadura, -generada por un levantamiento militar-, y la que procede de una sociedad democrática. La transición tiene una deuda pendiente con los vencidos y sus descendientes. Y hasta tanto no se satisfagan sus derechos, no se clausurará ese ominoso período de la Guerra Civil.

Nuestros coetáneos tienen derecho a que se recupere la historia ocultada de los vencidos, como fórmula de esclarecer una buena parte de esa tremenda realidad sepultada, aún hoy, de unos españoles que exigen que la memoria de sus ascendientes, así como sus restos, adquieran el respeto y la dignidad que les fue negada.

En esta tarea se encuadra la necesidad de recuperar los archivos carcelarios para la investigación de los historiadores. En la reciente, y aún no resuelta, decisión de atribuir nuevos usos urbanísticos al espacio que ocupa el recinto de Ranilla, es de necesidad que se salve parte de la edificación principal para albergar el archivo. Las administraciones y los antiguos propietarios parecen que han acordado esos nuevos usos, pero no deben obviar que esa reivindicación que se plantea por diversas entidades ciudadanas ha de ser atendida. A tal fin, una comisión multidisciplinar de sevillanos, organizada últimamente (y de la que ya tiene conocimiento la corporación municipal), puede ser un interlocutor válido para hacer posible este diálogo entre las partes. E impulsar este proyecto de recuperar toda la documentación sobre los penitenciados en Ranilla desde el tiempo anterior a la República y en el régimen de Franco.