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EL FUTURO DE EUROPA

Londres presenta hoy sus polémicos recortes al presupuesto europeo

Blair maniobra para salvar a la vez el 'cheque británico' y los planes financieros 2007-2013

Finalmente, después de cinco meses de inactividad presupuestaria, la presidencia británica presenta hoy su proyecto de perspectivas financieras para 2007-2013 (los presupuestos comunitarios para los próximos siete años) cuando apenas quedan dos semanas para celebración de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que debe aprobarlas. La estrategia del primer ministro británico, Tony Blair, ha buscado reducir al mínimo el plazo de la negociación.

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Blair intentó sobre todo hacer más efectivo el sistema de "lo toma o lo deja", que afecta de una manera especial a los nuevos Estados miembros, los más necesitados de fondos estructurales y que apenas cuentan con margen de maniobra.

El objetivo de las dilaciones británicas es salvar su cheque (unos 5.000 millones de euros anuales) que Reino Unido recibe desde 1984, cuando la entonces primer ministro, Margaret Thatcher, logró esa transferencia de los demás Estados para compensar las escasas ayudas que recibía su país en concepto de ayudas agrícolas.

El cheque británico fue ya el núcleo de la discordia que impidió el acuerdo presupuestario en la cumbre del pasado mes de junio. En un principio se había planteado su eliminación por considerar que las condiciones que lo habían propiciado habían cambiado. Los británicos lograron cambiar el escenario y de la eliminación pasar a la congelación y actualmente a que su cuantía crezca menos. "Cuando se implantó el cheque", señala un funcionario comunitario, "Reino Unido era un país pobre y el gasto agrícola representaba el 73% del total. "Hoy", añade, "no tiene sentido, es uno de los países más ricos de la UE y el gasto agrícola apenas representa el 40% del total".

El mecanismo del cheque implica que a Reino Unido se le devuelve el 66% de su saldo negativo con la UE. "Es un sistema perverso", indica una fuente diplomática. "Cuanto más crece el gasto de la UE fuera de Reino Unido", precisa, "más dinero hay que devolverle. Ello supone que a Londres no le cuesta nada la ampliación". Por efecto de la ampliación, su cuantía actual, unos 5.000 millones anuales, crecerá hasta 7.700 millones.

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La semana pasada, Blair abrió el debate con una doble propuesta.Ofrecía una rebaja de la compensación lograda por Thatcher si los demás países de la UE aceptaban una reforma de la PAC. Sino prosperaba esa negociación, planteaba en su lugar una rebaja del presupuesto comunitario por un valor de unos 22.000 millones de euros, de los que 16.000 serían a costa de los países de la ampliación.

Las posibilidades de abrir la reforma agrícola eran mínimas por la oposición de Francia, España e Italia entre otros, que se amparan en un acuerdo de los jefes de Estado y de Gobierno de octubre de 2002, que significó una limitación del gasto agrícola. Esos Estados también esgrimían la posterior reforma a fondo de la PAC en 2003.

Ante las dificultades del camino de la reforma de la PAC, Blair exploró el camino del recorte. Mantuvo conversaciones con los primeros ministros de Polonia, Hungría, República de Checa y Eslovaquia. A cambio de rebajar sus dotaciones en fondos estructurales en un 10%, ofreció una disminución de sus aportaciones al cheque.Blair argumentó que la reducción de fondos tendría un impacto pequeño, ya que los nuevos Estados apenas tendrían tiempo de implementar los programas para su aprovechamiento, mientras que una falta de acuerdo tendría efectos peores pues lo perderían todo.

El primer ministro británico, Tony Blair, en una comparecencia en Londres el pasado noviembre.
El primer ministro británico, Tony Blair, en una comparecencia en Londres el pasado noviembre.REUTERS

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